En busca de la esencia perdida

La vivienda de Fernando Robette, uno de los fundadores de Ostende, corre el riesgo de perderse ante el implacable paso de los años. Un reconocido vecino hace el relato del último intento por evitar su desaparición.

Jorge Zenzerovich se refirió a una de las construcciones fundacionales de Ostende, la casa de Fernando Robette quien junto a Agutín Poli se encargó de construir el Viejo Hotel Ostende como parte integrante de un proyecto que consistía en crear un balneario. La iniciativa se vio truncada con el advenimiento de la Primera Guerra Mundial que influyó en la permanencia de los belgas, fundadores del sueño, en esta parte del mundo.

Lo cierto y lamentable es que la casa de Robette aún subsiste y corre el peligro de perderse.

“Por ahí muchos se desilusionan cuando les cuente esto pero me pasó una triste realidad, el año pasado fui a conocer el norte argentino y como todos fui a la Casita de Tucumán que todos la hemos dibujado y la hemos visto en la moneda; llegué a Tucumán, me desvíe en mi viaje sólo para conocerla y cuando llegó -estaba con mi señora y parecía un nene- se abría a las 9:00 pero yo quería entrar a las 8:00, llegó y saco una foto y cuando empiezo a charlar un poco con la guía me dice ‘ven estas tres fotos, esta es la casa de Tucumán’, entonces le digo ‘cómo es la casa de Tucumán’ y responde ‘si, la fachada que tenemos actualmente es una reconstrucción de una foto, lo único intacto que hay de la casa de Tucumán es el salón de la jura’, obviamente que se te cae la historia mil pedazos. Cuando yo vengo a Pinamar, soy nacido acá y hace 36 años que estoy, voy a la casa de Robette y me pregunto ¿es necesario tener que llegar a esto? entonces tenemos que cuidar nuestro patrimonio, yo no quiero que lo demolamos y digamos acá estaba la casa de Robette y la construyamos de vuelta, no es necesario llegar a eso”, describe.

Zenzerovich detalla que igual destino lo sufrió el Convento de Las Carmelitas Descalzas que se incendió y fue demolido por seguridad y, obviamente, luego se emplazaron hoteles sobre esa tierra que estaba muy pegada a la casa de Robette.

“Lo que ya no está lo podemos reconstruir, pero no va a tener el mismo sentido. La casa es privada, esto hay que dejarlo en claro,y la municipalidad tiene cierto grado de responsabilidad, hasta ahí, porque está el derecho constitucional de la propiedad privada. El problema es que en su momento a raíz de todo esto me pongo en contacto -y no soy el único hay muchos vecinos de Ostende que están muy preocupados por este tema- con la embajada de Bélgica, más allá de que me había puesto en contacto con la secretaría de Cultura de la Nación y nos había dado el visto bueno; me sorprendió la embajada de Bélgica cuando le comentó la situación de la casa, me pidieron información y acá es donde realmente te pones mal porque la política es la herramienta para transformar y en este caso no lo hicieron, la embajada de Bélgica pidió información a la Municipalidad de Pinamar para poder traer un proyecto sobre esta casa y tanto la secretaria de cultura y turismo -que era en ese momento- como la intendencia no le dieron bolilla ni para responderles, todo eso ocurrió el año pasado”, detalla.