“En nuestro espacio creemos en la paridad e igualdad; el machismo es un corset cultural que debemos sacarnos”

La funcionaria visitó Pinamar para hablar de feminismo acompañada por mujeres y hombres del espacio político que lidera Sergio Massa.

Comenzar la nota mencionando que es la mujer del diputado nacional y líder del Frente Renovador, Sergio Massa, no es un dato menor pero lo significativo es comprender que creció en un ambiente familiar político, donde seguramente moldeó su costado militante y feminista. Hija de los peronistas Fernando Galmarini (ex secretario de Deportes de Carlos Saúl Menem) y Marcela Durrié, promotora de la ley de cupo femenino, Malena se afilió al Partido Justicialista (PJ) a los 18 años. Actualmente es secretaria de Política Sanitaria y Desarrollo Humano de Tigre y en su cuenta de Tweeter se presenta políticamente incorrecta: “Verdad/Justicia/Lealtad/Amor, principios que no entrego. Si me agredís, te bloqueo!”. Con marcada personalidad y conocimiento habló sobre violencia de género, machismo, feminismo, paridad política y doméstica, estereotipos socioculturales; remarcando siempre que la fuerza política que lidera su esposo es pluralista e igualitarista. Patricio Hogan, Marcela Passo, Daniel Arroyo y Juan Ignacio de Mendiguren fueron algunos de los representantes que la acompañaron.

La diputada nacional Marcela Passo dio el puntapié inicial afirmando que “la paridad es parte de nuestra agenda y nuestra bandera porque consideramos que no somos ni mejores ni peores que los hombres, somos iguales y queremos estar a la par, ni adelante ni atrás. Nuestro espacio es de propuestas superadoras, no vamos atrás de nadie obedeciendo órdenes o diciendo no por simple oposición. Y en esta bandera que levantamos destaco a Malena Galmarini y su mamá como referentes importantes”.

Presentada la propuesta de la charla, comenzó Malena con diversos temas que involucran esta nueva forma de pensamiento que, como ella misma la define, es “re- evolucionaria”. Dijo: “No podemos convertir al feminismo en el opuesto del machismo porque no lo es. El machismo es la opresión de la mujer, la sumisión. El feminismo es igualdad de derechos. Tenemos que entender que hay mujeres machistas y hombres feministas también. Los problemas de las mujeres no son de las mujeres, son de la sociedad en su conjunto. Por eso es que debemos comprender que el feminismo se aprende. Ni el machismo ni el feminismo son innatos. Nacemos con el ‘disco rígido vacío’ y luego la sociedad donde vivimos nos va metiendo programas, proyectos, palabras; o sea, la cultura nos va formando individual y colectivamente también”. Una breve reseña histórica de la lucha y postergación femenina sirvió, a la funcionaria, para poner en la mesa también el tema de la triple jornada laboral no reconocida y naturalizada al rol de las mujeres. “Cuando un marido nos llama y nos plantea: ¿qué vamos a comer? ¡Claro! Acá es importante distinguir la libertad de elección: ¡si elegimos hacerlo por amor está bien, pero si es una obligación no! Hoy los dos trabajamos, volvemos cansados a casa y él se tira en el sillón, pone las patas arriba de la mesa ratona, pero vos seguís con la cocina, la tarea de los chicos, preparando las cosas para el otro día, estás agotada, no podés más. ¡Se hacen las 12 de la noche y todavía no pudiste ni mirarte al espejo! Esa tercera jornada laboral no se reconoce, no se paga y es la que debiéramos, entre todos, trabajar para que sea compartida”, ejemplificó en forma práctica.

Como ejercicio de pensamiento destacó que “es necesario empezar a hablar del rol del lenguaje en la invisibilidad de la mujer también. Porque lo que no se ve o no se habla, no existe. Mientras sigamos hablando de ‘los docentes, los médicos, los enfermeros, los empleados de la industria textil’… ¡y no veamos que el 75% son mujeres! Hablamos de las reuniones de padres y sabemos que están llenas de madres. Difícilmente lleguemos a un cambio real en la educación hasta que las mujeres estemos en los lugares claves”.

El tema violencia de género no quedó afuera porque, según expresó Galmarini, “es un tema que nos urge como país, ya que en Argentina es como si se cayera, cada año, un avión lleno de mujeres”. Sin dar tiempo a la pregunta recurrente, prosiguió: “No me digan que hay varones golpeados también porque son el 2%. Hoy las mujeres corren más riesgo de morir dentro de casa, en manos de sus parejas, que en la calle por inseguridad. Todos se acuerdan en las marchas de Ni una menos o cuando hay casos aberrantes pero no hay registros de la violencia de distintos tipos que sufrimos las mujeres por años. Esto no es echar la culpa a los varones, es el corset cultural en el que crecimos todos, cultura machista patriarcal”. Los estereotipos de género fueron el ejemplo esta vez: “Nosotras también criamos a nuestras hijas en forma machista, a las hijas mujeres les hacemos ayudarnos con la mesa y a los hijos varones los mandamos a jugar a la pelota. A las nenas les decimos ‘¡no seas machona!’ y ni hablar de que repetimos ‘no existe la amistad entre el hombre y la mujer’, como si solo fuéramos seres sexuados y no pudiéramos tener vínculos sanos. Son las marcas de género. Esto no dejará de suceder si no trabajamos en todos los poderes de la sociedad y el Estado”. Del mismo modo, Malena Galmarini puntualizó en otros temas, como la crianza de los hijos, que recae sobre la mujer; las licencias por maternidad versus la vida laboral; las cuotas alimentarias de parejas separadas que nunca son equitativas; la desproporción en la escala laboral, tanto del salario como de los puestos de liderazgo. Volvió a remarcar la importancia de lograr la paridad de género en Argentina “porque hay dos maneras de cambiar la cosa. Desde el pueblo, desde la militancia, como las marchas de Ni una menos, etc., y llevarlos para arriba, pero también desde los lugares donde se toman las decisiones. Nosotros somos parte de un espacio político que tiene como prioridad mirar por el parabrisas para ir avanzando y no por el espejo retrovisor. Este es el frente político donde nos dan el espacio que merecemos las mujeres”, agregó al cierre.