Entre la sonrisa infantil y el humor político

Navega entre esas dos aguas, y bosqueja una realidad o una fantasía. Johr invita a pensar desde un dibujo y una idea plasmada en un guión. No tiene la oportunidad del remate ni el interlocutor pero tiene el punch de lo repentista e inteligente que incluso lo debe sorprender cuando delinea un nuevo personaje y sonríe a la vez.

Todo ocurrió en uno de los días más calurosos de febrero. Luego de un circunstancial conocimiento, pude sobrevolar sus trabajos, saber de su participación en la Noche de los dibujantes, el viernes 17 en el Konex, de allí a escudriñar sus dibujos y apreciar modestamente sus condiciones, que no puedo evaluar por carecer de una formación acorde. Pero me gusta el estilo, imagino a Jorh haciendo de su trazo algo rápido, ágil y explosivo, al menos es lo que percibo.

Para quien lo único que logró como pretendía era el trazo casi perfecto en la hoja blanca donde anotaba los partidos de generala, encontrarse con un humorista gráfico o un dibujante es como entrevistar a un músico, ya que otras de las frustraciones personales es arrancarle un par de notas con cierta coherencia a lo que sea.

Gentilmente, Jorh, o en este caso Jorge Lepera, que es quien responde las preguntas, asegura que hoy vivir del dibujo no es nada fácil. Es más, agrega: “Yo te diría que es más difícil que en otros momentos. La gráfica no pasa por un buen momento, tanto sea diarios o revistas. El tema de internet tal vez influya un poco... pero, si lo analizamos, alguien del otro lado del mundo puede ver tus trabajos y le interese publicarlos; me ha pasado... Por ese lado nos ayudó. Una de cal y una de arena... Y otro tema es que las grandes revistas de humor ya no están; eran como ministerios done uno tenía laburo”.

Y es cierto, es raro en un viaje de subte ver a alguien leyendo. La huída de la realidad llega de la mano del celular, seguramente con música, cosa de evadirse y no profundizar, al menos, en las condiciones del viaje, por dar un ejemplo. Según el entrevistado, en España se respira otro aire, ya que allí funciona el comic book y los laburantes del plumín viven en otra realidad.

Inevitablemente, pensar en el verano y en los destinos costeros es recordar los negocios de canje de revistas. Patoruzú, Isidoro, las de Editorial Columba (El Tony, D´artagnan, Intervalo), las buscadas revistas mejicanas (SEA y Domingos Alegres), Rayo Rojo, Misterix, La barra de Pascualín y muchos otros títulos, que pasaban de mano en mano. La mirada de Lepera asegura que casi no hay comercios de ese rubro y se alegra de que no haya pasado lo mismo con las librerías, donde el impreso subsiste en ávidos lectores que aman usar un señalador, hacerle una marquita al texto y se deleitan con lo tangible.

Para Jorh hay una variante en el humor entre el de antes y el de ahora y, ante nuestra pregunta acerca de si hay que tener un correlato con la línea editorial del medio, responde: “Hoy hay temas que los tocás y te saltan a la yugular...; no, por suerte, con el humor político: a los políticos, yo por lo menos..., de Alfonsín hasta acá, les podés seguir dando... Pero hoy hay temas que ni te metés porque podés tocar fibras sensibles”.

“Creo, hoy por hoy, que hay más dibujantes que guionistas... Dibujantes muy buenos, pero creo que, para mi gusto, harían falta más guionistas. Lo que pasa es que al no haber revistas de historietas, se complica... Uno hace las historias para verlas publicadas... Por ahí también pasó un vendaval y no estaría mal que hoy haya editoriales como Columba o Record. Por otro lado, y me voy a la pregunta anterior, el dibujo complementa totalmente la nota…, para mí, mucho más que una foto. Fijate que las caricaturas siempre son noticias, como las que hicieron de Cristina y algunas otras”.

Jorh, indiscutiblemente porteño, dibuja en Billiken y en el suplemento de humor de Página/12, Sátira/12, y estuvo en Pinamar. Como si se tratara de dos agentes secretos, nos conocimos luego de escuchar en boca del otro la palabra clave: redacción.