Escuchar y dar respuesta es la clave

“Como docentes tenemos la responsabilidad y la oportunidad de enseñar educación sexual a nuestros niños, niñas y jóvenes…”, reza el portal del argentina.gob.ar al referirse a la ESI. Sin embargo, en la práctica el axioma es sólo una expresión de deseos.

Desde la sanción de la Ley 26.150, de Educación Sexual Integral (ESI), en el año 2006, el Ministerio de Educación de la Nación viene realizando acciones para su efectivo cumplimiento.

Al comienzo, éstas tuvieron que ver con cuestiones instituyentes, como la convocatoria a una Comisión Asesora Interdisciplinaria e Intersectorial, la redacción y aprobación de los Lineamientos Curriculares de Educación Sexual Integral, y la creación del Programa Nacional.

A partir del año 2009 se fortalecieron de manera consensuada y federal las líneas de acción que dan cuenta de las responsabilidades que la ley señala al Ministerio Nacional.

Sin embargo, la reciente visita de la docente Andrea Beratz con el fin de dar una charla sobre el tema muestra otra realidad. Fue así como, lo que en un inicio pareció ser un temible monólogo, concluyó en un rico intercambio entre los asistentes y la disertante, responsable de haber coordinado los esfuerzos de un grupo de alumnos en un libro donde reclamaban por no recibir su ESI.

Luego de producido el encuentro, poco trascendió acerca de los resultados de la experiencia pinamarense, por lo cual se consultó a la disertante para que elaborara una especie de diagnóstico sobre la situación local.

–¿Qué imagen se llevó de los asistentes a la charla?
–La diversidad del público que asistió a la charla fue desde adolescentes alumnos del secundario, familias, docentes y dirigentes de otros espacios que habitan los jóvenes. El clima generado en la conversación fue muy ameno porque se dio el espacio para que el público preguntara y para que intercambiaran experiencias entre ellos.

–¿Hubo quienes asumieron mayor protagonismo?
–Sí. Lo sorprendente, para mí, es que, a diferencia de otras charlas dadas, donde no había tanta presencia adolescente, fueron los primeros en tomar la palabra. Algunos docentes intervinieron también, contaron experiencias en sus lugares de trabajo e hicieron preguntas sobre cómo dar respuesta a la demanda de los pibes. Por otro lado, madres consultaron sobre cómo hablar con los hijos de la temática, lo cual es muy interesante porque muestra cómo se sigue asociando la palabra “sexual” con genitalidad y eso es algo con lo que la ESI busca romper. Madres que en algún momento se manifestaron en contra de la ESI contaban que, cuando pudieron saber de qué se trataba, rompieron sus prejuicios.

–¿El encuentro fue exclusivo para la comunidad educativa?
–No. También había referentes de grupos que habitan los adolescentes por fuera de la institución educativa. Manifestaban la necesidad que tienen los jóvenes de hablar de estas temáticas y cómo se ven sobrepasados en su capacidad para dar respuesta a las preguntas que les hacen.

–De acuerdo a su experiencia, ¿cuáles son las primeras reacciones de quienes sí reciben la ESI?
–Generalmente, cuando se empieza a trabajar con la ESI, sucede que se destapa una olla. Algunos jóvenes empiezan a tener registro de experiencias pasadas o presentes que ya no les resultan tan naturales, sino que las pueden resignificar en función de entenderlas desde la perspectiva de género que determina la ley.

–¿Percibió alguna demanda que excediera la necesidad de recibir la ESI?
–Algo que me asombró bastante es que varias alumnas manifestaron su preocupación porque sus reclamos no son escuchados o recibidos para una posible intervención o respuesta desde las instituciones educativas. Planteaban que en ocasiones han vivido situaciones de acoso por parte de docentes y los directivos no respondieron a esos indicios que es necesario pesquisar para prevenir conflictos mayores. No sólo por la integridad de las alumnas. Sucede que, cuando los adolescentes sienten la impunidad hecha carne del lado del poder, suelen encontrar drenajes alternativos, como los escraches, que después se tornan imparables.

–Seguramente los jóvenes van a recordar durante mucho tiempo su visita. ¿Qué nos podría sugerir como comunidad, ya que su visita ha recibido una clara respuesta por parte de los asistentes?
–Quizás habría que reflexionar sobre qué lugar les estamos dando a los chicos dentro del sistema educativo, qué lugar le damos a su voz y de qué manera alojar los conflictos que los atraviesan en su cotidianeidad, y más aún en una temática tan importante como la ESI, que nos atraviesa en la vida cotidiana.


OPINIÓN

Sobre la sexualidad implícita en los primeros años

Por Teresa Geerken
Licenciada en Psicología

La semana pasada se llevó a cabo el primer encuentro en Pinamar sobre Educación Sexual Integral (ESI) en el aula. De lo expuesto por la docente Andrea Beratz, en la charla, surgió, entre otros temas, la problemática que suscita en algunos padres la información que deben brindarles a sus hijos. Si bien la temática abordada se centralizó principalmente en los adolescentes, es de destacar que también los niños esperan respuestas desde sus primeros años de vida.

Hay un libro que se llama El niño y la madre, secretos de un vínculo, de Adriana G. de Tettamanti. En dicho libro hay un capítulo que se refiere a la sexualidad infantil. Relata cómo los padres, a veces preocupados por las preguntas de sus hijos, realizan consultas. Ella expone en este capítulo mediante ejemplos diferentes anécdotas donde se busca explicar cómo los padres deben guiar la sexualidad de sus hijos, y las preguntas y situaciones que se generan en torno a ella.

Cabe destacar que la sexualidad se encuentra presente a partir del inicio de la vida. Como lo teorizó Freud, atrás de la succión en busca de la alimentación que realizan los bebés, como primer acto que les procura el alimento necesario, se encuentra apuntalada la primera de las fases que constituirán el psiquismo. La fase oral, con el chupeteo del bebé más allá de la búsqueda de alimento, con el chupeteo de dedo, o búsqueda del pecho estando ya alimentado, se demuestra que el niño encuentra un placer extra, además del alimento en ese chupeteo.

La sexualidad, como se dijo, está ahí en los niños. Los padres deben guiar esta libido (energía sexual), esto siguiendo con el texto de Tettamanti, se relaciona con prestarle un canal adecuado para que pueda ser transitada.

En cuanto a las preguntas que realizan los niños, se les deben contestar siempre con la verdad. No realizando historias fantásticas ni inventos. Los niños preguntan solamente lo que están preparados para escuchar. Y hay que ver, de contestar eso que preguntan, no agregarles más información de la requerida. Un ejemplo que utiliza la autora es que, ante la pregunta del niño al ver un tampón que la madre tenía en la mano, y querer saber qué es, la madre le responde: “Un algodón con un hilo”. Y efectivamente es lo que era. Pero, lejos de contestarle para qué sirve, y tener en enroscarse en una difícil respuesta a un niño pequeño, optó por responder sólo lo que se le preguntaba. De una manera clara y sencilla. Los niños a veces tienen sus teorías. También podemos preguntarles qué piensan ellos cuando la pregunta nos resulta difícil de contestar. Se podría agregar que, cuanto más resuelta tenga el adulto su sexualidad, mejor podrá acompañar a su hijo.