“Está bien cuestionar lo establecido y construir sororidad”

La reconocida dibujante y creadora de la revista Silencio en la Costa nos comparte sus ideas sobre feminismo, educación y arte en la niñez. Acuerdos y desatinos de una profesión que honra, en la semana conmemorativa de la historieta argentina.

Si la casualidad existe a veces prefiero llamarla causalidad y éste es justamente un ejemplo. El 4 de septiembre se celebra en Argentina el Día de la Historieta en conmemoración del primer número de la Revista Hora Cero y nuestra entrevistada es dibujante, trabaja como ilustradora para varios medios gráficos, también es docente, lleva adelante el taller de historieta y dibujo, desde donde editan la revista Silencio en la Costa. Hace historietas y fanzines y es mamá de una hermosa Esmeralda. Sin saberlo, nos conectamos para charlar de feminismo, educación, vida y gajes del oficio en la semana que rinde homenaje a su profesión.

–¿Cuándo surge la Muriel ilustradora, dibujante?
–Existió siempre. En realidad lo que pasó es que nunca cambió de rubro. Todas las nenas dibujan; yo simplemente no dejé de hacerlo y lo transformé en mi hobby, mi profesión y mi modo de expresión.

–¿Es un rubro desvalorizado económicamente en Argentina?
–La ilustración, sí, es un rubro bastante desvalorizado; la mayoría trabajamos de forma independiente (monotributistas) dentro de un sistema de precarización laboral bastante instalado, sin relación de dependencia, ni aguinaldo, ni licencia por salud, ni vacaciones, ni paritarias. Sumado a que hay una gran cantidad de voluntarios que tomarían los trabajos que otros dejan (solo por ingresar de alguna forma en el medio), lo que hace difícil defender la profesionalidad.

–¿Además, un terreno de realización masculina?
–Por suerte, cada vez menos. Dentro del rubro de la ilustración infantil hay muchísimas mujeres trabajando exitosamente y siendo reconocidas, cosa que no pasa tanto en el rubro de las historietas, por ejemplo. Maitena fue una y marcó historia, pero es cierto que con la llegada de la democracia empezaron a publicarse historietas y, como la mayoría eran hombres, todo ese destape fue orientado desde y hacia la imaginación de los hombres que eran los mayores lectores, con lo cual los temas eran el fútbol, los autos y el sexo o porno.

–Caloi representó bien los temas en Clemente y la mujer sexuada en la Mulatona…
–¡Tal cual! Se decía que era la frustración de Clemente porque no tenía manos para tocar a esa Mulatona. Es cierto que en todas las tiras hay machismo, hasta en Quino, aunque no lo creas. Incluso en tiras hechas por mujeres, porque las mujeres también somos machistas sin darnos cuenta. Por suerte, eso está cambiando. Vamos aprendiendo.

–Crecimos con estereotipos sobre las profesiones ideales para la mujer…
–La gráfica en general, al ser una industria, está ligada directamente al consumo, por lo tanto, aunque es arte termina siendo un producto comercial. Y en una sociedad altamente capitalista se produce lo que se consume. Cualquier proyecto editorial que presentes, pasa por una primera prueba, que es la de la recuperación de la inversión. Si sos un “artista” conocido, y demostrás a la editorial que tu proyecto puede recuperar la inversión sin problemas, se accede a tenerlo en cuenta. Por eso me fue imposible editar Modus Operandi, la novela gráfica que hicimos con Carina Maguregui, y que trata sobre mala praxis, encarnizamiento terapéutico y cosificación de los pacientes en la medicina. Pero sí. Crecimos con estereotipos no sólo laborales, sino de costumbres y reconocimientos. Son muchos y la mayoría vienen de incógnito. Por eso, con otras mujeres formamos las Carnes Tolendas, un espacio en donde reflexionamos con viñetas sobre la temática feminista en cada área cultural y social. Desde la página de Facebook, ya sea posteando viñetas en fechas clave, apoyando movidas de otras colegas, y promocionando nuestras producciones en conjunto, ponemos la sororidad en acción.

“Esta una de las viñetas que hicimos con Sheila Acosta, para una de las movidas de Carnes Tolendas. Estábamos reflexionando sobre cómo se recibe la contradicción de lo que pensamos y/o decimos con lo que hacemos (muchas veces sin reflexionar, automáticamente)”, relata Muriel Frega para Identidad Femenina, sobre feminismo.

–¿Que pasa con el arte y la mujer hoy?
–El arte en general requiere mucha concentración y mucho tiempo de dedicación, tanto sea para lograr una imagen propia, o buscar tu voz interior y plasmarla en el papel. Por encargo o por hobby, lleva muchas horas de trabajo, y eso se contrapone con el estereotipo aceptado de lo que es la mujer hoy: multitasking.

–¿Que debemos dejar de hacer los adultos, según tu criterio, para no coartar la creatividad infantil?
–Es bastante complicado. Los chicos pierden la espontaneidad por el solo hecho de estar insertos en una sociedad que apunta al exitismo vacío, a la acumulación de productos, al egocentrismo e individualismo. A medida que crecen están más pendientes de la aprobación de los demás, y eso los censura. Por otro lado, se desestima mucho todo lo que tiene que ver con el ejercicio y aprendizaje del trazo y eso termina en la frustración. En el jardín y en la escuela primaria no les enseñan a “dibujar” las letras, sino a escribir. Importa más que puedan escribir su nombre a que aprendan una forma de hacerlo sin dificultad. Entonces arrancan sobre una base de malos hábitos que desembocan en un gran esfuerzo cuando tienen que escribir oraciones largas. Se les cansa la mano, les quedan las letras desparramadas por la hoja, aprietan demasiado el lápiz (porque están inseguros) y se desmotivan porque no pueden borrar. Pero bueno, en nuestra cultura pendular y por oposición es una medida que se tomó para sustituir los ejercicios caligráficos que mal llevados terminaban siendo instrumentos de tortura en vez de un aprendizaje para una base sólida. Por eso, cualquier actividad que los pueda enfocar en abrir la mente, a cuestionarse las cosas, a pensar por sí mismos, a encontrar una independencia verdadera, aunque sea pequeñísima, es válida. Y si esa actividad los puede conectar con otros para generar proyectos en común, muchísimo mejor.

–¿Que piensa del feminismo?
–Hay muchos niveles de feminismo, creo yo. Y me parece interesante. Sea cual sea el enfoque, no hay que perder el eje esencial y primario que es construir sororidad, cuestionar la cultura, la historia, las costumbres, los hábitos desde la reflexión conjunta, aunque no coincidamos en todo. Teniendo en claro que el verdadero sentido del feminismo es el apoyo entre mujeres, todo lo demás aporta a la diversidad y a la capacidad de aprender distintas formas en las que podemos funcionar juntas.

–¿Tiene referentes mujeres?
–Son “anónimas”. Son todas esas mujeres que se solidarizan con otras en momentos jodidos, o no tanto, y lo hacen naturalmente. La amiga que te llama para saber si necesitás algo, la maestra que se da cuenta de que alguien pasa por un problema y la orienta, la colega que te hace el aguante, la que le cuida los hijos a la vecina cuando va a trabajar y viceversa, esas mini colaboraciones que son más reales y construyen por ser espontáneas.

–¿Cualquier tema puede ser el disparador de una viñeta?¿Cuáles son sus favoritos si los hay?
–Sí, cualquier cosa puede ser disparador de una viñeta. En general son los temas que más te tocan en cada momento de tu vida. También hay otros que son difíciles de mostrar. Por ejemplo, la semana pasada fui a la librería y un señor se quería llevar una carpeta, pero sólo quedaban de color rosa. El librero se la ofreció aclarando que “podía no gustarle” y el comprador se ofendió, porque “¡¿cómo iba a usar una carpeta color rosa si era para un negocio de autos?!”. La mujer que atendieron más tarde, llevó un cuaderno celeste para la contabilidad de su negocio de lanas con toda normalidad. Pero es eso: dibujar es reflexionar con líneas sobre una hoja. Tenés la ilusión de poder comprender algunas cosas... te da una sensación de poder cambiar, progresar, modificar... Ahora, por ejemplo, estoy en esos momentos llamados “bisagra” donde completé dos proyectos que venía llevando a cabo por años, y voy probando cosas nuevas, buscando el próximo camino...

–¿Que significa la revista y cómo van las ediciones?
–Silencio en la Costa es algo así como un sueño cumplido. Pudimos poner en acción el cooperativismo, el compromiso, el interés por la cultura de Pinamar. Comenzó como un proyecto del taller de dibujo. Iba a ser una revista de historietas hecha por los alumnos y nada más. Y la llevamos más allá de las puertas del taller, trascendimos el círculo inmediato y conectamos a artistas de la costa en estos cuatro años de producción ininterrumpida. Es un orgullo porque se hizo muy modestamente, con la colaboración de muchísima gente. Es un espacio de intercambio artístico real que hacía falta por estos lados, con continuidad y con crecimiento. Un testimonio gráfico colectivo.