Fidgetspinners: ¿moda pasajera?

Los “fidgetspinners” o simplemente “spinners” se han convertido en un boom en el mercado de los juguetes. Niños, adolescentes y adultos han comenzado a utilizarlos, e incluso coleccionarlos.

Su característico movimiento giratorio repetitivo resulta visualmente entretenido y apela a la habilidad de quien lo usa para mantenerlo girando en equilibrio. Además, algunos de estos spinners presentan efectos lumínicos y sonoros que los vuelven más hipnóticos. Claramente captura la atención de manera inmediata. Su facilidad de uso ha permitido su difusión global en las redes sociales, incluyendo tutoriales para realizar trucos, así como para fabricarlos.

Originalmente, el dispositivo fue diseñado y construido por Catherine Hettinger con el fin de distraer a niños pequeños y así prevenir travesuras. Está en el mercado desde 1993, pero su boom global es sumamente reciente.

Los spinners se comercializan en general como objetos para aliviar el estrés, manejar la ansiedad y facilitar la concentración, sobre todo en niños, niñas y adolescentes con trastornos del espectro autista y con trastornos por déficit de atención con y sin hiperactividad. En este sentido, los spinners se han incluido en el amplio repertorio de elementos y objetos que ayudan a estas personas a poder focalizar su atención y facilitar así el desempeño en otras áreas como el aprendizaje. Estos objetos o herramientas para focalizar han sido ampliamente estudiados por sus beneficios en ayudar a niños a concentrarse, a mantenerse “quietos y sentados” en el aula, o a permitir una descarga motora sin interrumpir el desarrollo de una clase. Sin embargo, no se ha estudiado aún la eficacia que tienen los spinners tanto para personas con estas patologías o sin estos trastornos.

A pesar de tales supuestos beneficios, los spinners han sido objeto de discusiones y controversias por su uso fuera del contexto terapéutico. De una herramienta terapéutica se ha transformado hoy en un juguete para cualquier niño, adolescente o adulto. ¿Es éste un problema? Algunos argumentan que el uso de este objeto en el aula interrumpe, distrae, altera el clima en el ámbito de aprendizaje y molesta. Señalan que los niños se pelean por su uso y les exigen a sus padres que se los compren. El uso indiscriminado en tiempo y el espacio ha llevado a algunas instituciones a prohibir su uso dentro de la escuela.

Otros argumentan que no se debe usar como juguete, ya que se ha diseñado como elemento terapéutico. En este sentido, algunos pacientes con trastornos del espectro autista necesitan de este tipo de herramientas focalizadoras para desempeñarse mejor.

Otros sostienen que se trata de una moda, que esto ya ha ocurrido con otros objetos y dispositivos, como el cubo mágico, los tamagotchi, los gameboys, así como con algunas aplicaciones en el celular. En años venideros probablemente será reemplazado por otros objetos, acorde a las nuevas demandas del mercado en constante cambio.

Lo que es ineludible es que el uso de estos objetos o juguetes (dependiendo del contexto) precisan de reglas. Así, es importante que estas reglas se construyan y establezcan desde el diálogo respetuoso, de considerar quiénes necesitan usarlas y en qué momento es adecuado y pertinente utilizarlas. Como todas las reglas, para que sean efectivas tienen que estar basadas en fundamentos y valores compartidos.