Finalmente aprobaron el COU

Los detalles más salientes de un proceso que comenzó hace unos años, por momentos ralentizado y en su epílogo llamativamente acelerado. La reforma no incluyó la participación de la comunidad.

“Se convoca la audiencia pública para darle mayor transparencia al proceso, pero no es necesario hacerla”. Con estas palabras, Mercedes Taurizano presentó la audiencia pública para analizar la reforma del Código de Ordenamiento Urbano (COU), dejando en claro que, más allá de la opinión que los demás tuvieran al respecto, las decisiones ya estaban tomadas… El viernes, aún con críticas e incertidumbres, se aprobó la actualización del COU por once votos positivos, la ausencia del concejal Lucas Ventoso y Juan José Dos Santos y la negativa del concejal Martín Viotti, dando fin a un derrotero de discusiones e incomunicaciones varias.

El tema dio que hablar en los últimos años, iniciado por el entonces concejal Gabriel Vidauli, a instancias del pedido hecho por el Centro de Arquitectos, Agrimensores e Ingenieros de Pinamar (CAAIP), una institución que para esa época presidía el actual concejal Augusto Urrizola. La presentación, por aquel entonces, no fue casual, ya que al conformarse el Consejo Asesor Urbanístico (CAU), el centro encontró un espacio donde mostrar sus ideas, por lo que, sin dudar, planteó varias.

La reforma del COU tuvo sus vaivenes bajo la tutela de Vidauli y allí quedó a la espera de tiempos mejores; luego llegó Edgardo Paso, lo siguió Lucas Ventoso y en ambos casos el proyecto durmió la siesta. Al llegar Augusto Urrizola al mando de la Comisión de Planeamiento, era fácil entender que lo retomaría. Y así lo hizo: apenas asumido, comenzó con reuniones, en plena temporada, con baja asistencia y a las que fue numerando, como quien va descontando del calendario; luego se invitó a las instituciones técnicas, que hicieron sus aportes y, después, como no había mucho ánimo de aprobación, fue como comunicación al Departamento Ejecutivo, para que sus áreas técnicas dictaminasen al respecto.

El tiempo siguió pasando y a mediados de este año llegó el dictamen, muy poco claro, ya que la secretaria de Planeamiento, Mila Gómez Beret, se mostraba poco favorable en relación con el proyecto, pero a pesar de esa opinión el expediente fue remitido al HCD. La oposición fue clara: la postura del Ejecutivo debía ser verificada antes de seguir avanzando. Si bien Gómez Beret nunca apareció para retractarse o certificar su dictamen, sí lo hizo el intendente, Martín Yeza, para apoyar el proyecto. Para algunos fue suficiente; para otros, no tanto.

Por otro lado, se seguían debatiendo cuestiones de forma. Muchos plantearon la obligatoriedad de una segunda audiencia pública con el proyecto corregido; de un estudio de impacto ambiental para verificar que los cambios propuestos no alteraban la carga de agua del partido y estudios de prefactibilidad de parte de los servicios, para analizar la potencialidad de la prestación con las modificaciones propuestas. Así como para contradecir el informe de Mila Gómez Beret, el intendente se hizo presente en el HCD. Fue Federico Panzieri quien se hizo cargo de responder en lugar de las empresas de servicios y de quien hiciera el estudio hidrogeológico más importante de Pinamar, el Dr. Leandro Rodrígues Capítulo. Demostrando una vez más, que más allá de lo que debiera hacerse, la decisión ya estaba tomada, y que el Jefe Comunal acompañaba este camino.

El debate final, ya con todas las cartas sobre la mesa, fue extenso, e incluyó un pase a comisión y varias concesiones a los reclamos de la oposición. El mismo día de la oposición se estaban pasando modificaciones al proyecto. Así, bastante desprolijo llegó, el viernes pasado al recinto.

Al comenzar el tratamiento del punto, el concejal Urrizola comentó una a una todas las modificaciones efectuadas en los últimos días. Con una presentación cercana a la media hora de duración, intentó cubrir todos los frentes, para evitar posibles ataques sorpresa y que el proyecto saliera sí o sí ese día. Luego, el concejal Gregorio Estanga, más allá de solicitar hacer una modificación menor en la redacción, remarcó la necesidad de una mayor participación ciudadana a la hora de una revisión, explicando la sensación que les estaba quedando a todos, de que la cosa había sido tratada en los escritorios de los técnicos y no se había acercado a la gente, que será, en definitiva, la que tenga que convivir con los cambios que se avecinen, a raíz de esta modificación aprobada. Por esto, pidió que, cuando se trate una revisión, la discusión se haga en los barrios, y no en las oficinas.

A la hora de votar, fue la sorpresa más notoria, porque la negativa del vecinalista Martín Viotti no era esperada por aquellos que no estuvieron cerca de los debates del HCD y, tal vez por eso, hizo su descargo en las redes sociales, aclarando sus objeciones al proceso en general, aunque felicitando el trabajo de Urrizola en particular. “Más allá de que mi voto fue por la negativa, lo único que en mi caso quería era que saliera lo mejor para Pinamar y el tratamiento que se le dio, en lo personal, no me dejó conforme”. Así dejaba claro su desacuerdo con el modo en que se fueron dando las cosas alrededor de este proyecto, que más allá de la falta de participación ciudadana que muchos notaron, y de la ausencia de algunas cuestiones formales de relevancia, terminó siendo aprobado por la mayoría de los presentes.