Hacer el bien sin mirar a quién

La donación de sangre en nuestro país es altruista y no remunerada, lo que quiere decir que no se paga por donar. Pinamar cuenta con vecinos que dan su sangre regularmente. El acto tiene mucho de mística y habla bien de quienes lo hacen.

“Donar sangre es dar vida” es un eslogan que no ha perdido vigencia, ya que con el acto de hacerlo beneficiamos no sólo a quien lo necesita de forma inmediata sino que alimentamos un banco de sangre donde, a veces, la necesidad imperiosa de una catástrofe obliga a recurrir a él.

Están aquellos dadores ocasionales que lo son ante el pedido de un familiar o un compañero de trabajo, un gesto meritorio. Pero hay otros, dadores de siempre, que dan su sangre cada tres o cuatro meses, que lo hacen por vocación y por altruismo, en un claro ejemplo de hacer el bien sin mirar a quien.

En estas decisiones es clave contar con un excelente servicio de hemoterapia, tal cual ocurre en Pinamar, con el área específica, que promueve y moviliza a los dadores locales para que donen, por lo cual la respuesta no se hace esperar. En este punto cabe preguntarnos qué moviliza a una persona para que se convierta en donante.

“Era mi materia pendiente”
Celina Iratchet es ama de casa y tiene sus motivos para hacerlo. Ella misma lo explica: “Tiene que ver con una devolución. Cuando yo nací, hace 40 años, no existían todos los estudios médicos que hay ahora. A mi semana de vida estaba muy grave y era por una incompatibilidad sanguínea que tenía con mi mamá. Tenían que hacerme todo un cambio generalizado de sangre y gracias a un soldado que vino y donó yo estoy hoy acá. Entonces era mi materia pendiente poder donar sangre, además soy 0 negativo, que es dador universal, así que con más razón quería donar”.

Celina tuvo que vencer el obstáculo de tener venas muy finas, pero lo logró gracias a los consejos del grupo de Hemoterapia. Así empezó un recorrido donde cada cuatro meses hace su donación. Aunque por estos días no habían transcurrido ni tres que fue requerida por una señora que precisaba sangre para su esposo. Luego de la consulta de rigor, la donación fue posible.

“Siempre con control médico para saber que está todo bien. Yo voy y dono para que quede en el banco. Solamente he dado dos veces conociendo al paciente o a un familiar, porque, si no, voy y dono para que quede en el banco porque sé que es poco frecuente conseguir mi tipo de sangre. No tuve la suerte de ver al soldado que me donó la sangre porque hubo un incendio en el Materno Infantil de Mar del Plata y se quemaron todos los registros. Intenté buscarlo, publiqué, pero nada. Hace 40 años de esto y calculo que 20 años mínimamente tendría. Nunca pude conseguir nada de él. La verdad que es una pena, porque me hubiese gustado conocerlo y agradecerle en persona la actitud que tuvo”, recuerda.

Celina da sangre cada vez que puede. Tiene una forma fresca en el hablar y se la ve optimista, aunque se lamenta que “lo más triste es llegar y ver que no hay nadie, porque es en el único lugar al que llegás y no hay cola. Sería lindo que más gente se anime porque uno nunca sabe cuándo lo va a necesitar, y vuelvo a lo mismo: no es riesgoso. Yo dono para el banco, no sé para quién, pero me alegra saber que le va a ser útil a alguien”.

Celina integra una familia de seis personas. En el poco tiempo que le queda puede pensar en el otro. Tiene un hermano también donante de sangre y médula, quien integra una agrupación scout.

“La vida es aprender”
“Trabajo en la Municipalidad, en Espacios Verdes, y soy donante hace unos nueve o diez años”, dice, a modo de presentación, Miguel Ángel Guerendiain.

“La vida es aprender. Yo tuve un golpe en la salud y, como salí adelante con eso, me hice la promesa que iba a ayudar a la gente y encontré la manera de donar sangre, entonces cada cuatro meses estoy. Sucede que me intoxiqué con monóxido de carbono, en un baño. Estuve inconsciente. Era vieja la instalación y fue como que me fui desmayando de a poco porque el monóxido de carbono es inodoro. Estuve más o menos una hora hasta que entraron y me encontraron”, describe.

Miguel Ángel se hizo una firme promesa, que cumple a rajatabla: dar sangre cada tres o cuatro meses.

“Lo que me gusta es que ahora se ha creado un banco nacional de sangre. Eso significa que queda registrado a nivel nacional quién es el que dona, porque antes era a nivel local. Vos donabas en Pinamar y quedaba acá. Pero con el banco nacional queda que yo doné y aparece en todo el país. Tengo el más común, RH positivo, pero me encantaría tener el factor universal, aunque recibís nada más que ése. Me anoté también para donar médula ósea, que es otra parte importante”.

Cree firmemente en el equilibrio del universo: “Conozco a la biología y la naturaleza. Entonces como que en mi universo hay un equilibrio y somos nada más que una partícula en el universo; tenemos que aportar porque, si sólo sacamos de él, es como que rompés el equilibrio y estás desestabilizando las cosas”.

Miguel Ángel, en siete años donó cada cuatro meses. Por consiguiente, estamos hablando de 28 donaciones, y 400 cc por vez.

Consejos
“A las personas que no donan les diría que no esperen a que la urgencia llame a su puerta, no esperen a necesitar sangre o a que un pariente o amigo lo necesite, y hay que andar a las corridas desesperado. Si tenés tiempo de ayudar, hacelo ahora porque mañana te van a ayudar. Es ayudar, que mañana te pueden ayudar a vos”, recomienda Miguel Ángel.

“Que se animen, que no tengan miedo. La verdad que no duele. Hay muchos fantasmas en torno a esto, que duele, que te desmayás, y la verdad que no pasa nada. Estás quince minutos y te vas. Los chicos ahí te hacen un cafecito, unas galletitas, te dejan ir cuando ven que vos realmente estás bien. Si no, te hacen quedar un ratito para que te recuperes, en el caso de que te sientas mal. Pero no tengan miedo de nada porque no es doloroso ni riesgoso para nada”, corrobora Celina.

Quiénes y cómo
El Servicio de Hemoterapia funciona en el Hospital Comunitario de Pinamar. La doctora Elvira Villafañe es la jefa y, como profesional, es especialista en la materia. Está secundada por los técnicos en hemoterapia: Sebastián Álvarez y Mónica Chísari. La atención al público es de lunes a viernes de 8 a 11 y pueden donar los mayores de 18 años, que pesen más de 50 kg, menores de 65 años y sin ninguna enfermedad preexistente.

Es bueno tomar té, café o mate cocido, algo dulce, unos juguitos, nada de leche, ni yogur ni crema ni sustancias y no es necesario ir en ayunas. Por consultas, se puede llamar al (02254) 514329 ó comunicarse a la cuenta de Facebook Banco de sangre Pinamar.