Heroínas de cada día

Se va acercando el Día Internacional de la Mujer y el sentido de pertenencia crece, no sólo porque este día conmemora la lucha femenina en pos de la igualdad con el hombre, en la sociedad y en todos los ámbitos en que se desempeña, sino también porque vivimos un momento histórico que nos invita a ser más conscientes del valor de la mujer y su desarrollo íntegro como persona. Hoy resulta retrógrado y hasta irónico pensar en discutir el derecho a estudiar, a votar, a trabajar fuera de casa, a conducir un vehículo, a participar en política y otros derechos que hemos ido ganando a fuerza de empeño y persistencia de muchas antecesoras. Pero no podemos obviar que aún es arduo el camino hacia el igualitarismo, aunque el horizonte despliega luz. Las mujeres representamos (junto a los niños) el 75% de la población más vulnerable y pobre en el mundo y esto obviamente es consecuencia de un sistema patriarcal de dominación y privilegio del capital económico (el empobrecimiento de la mujer divorciada o separada con los hijos a su cargo es un factor determinante). En la cima de la balanza desequilibrada están los femicidios, los abusos sexuales, la trata de mujeres y niñas (siguen desmantelando prostíbulos por diferentes puntos del mundo); los matrimonios pactados entre niñas menores y hombres adultos (700 millones de mujeres actualmente casadas en todo el mundo contrajeron matrimonio cuando todavía eran niñas, y, de ellas, 250 millones no habían cumplido los quince años al momento de casarse, según la ONG estadounidense Unchained at Last); la mutilación genital femenina en países africanos como práctica aberrante justificada por años de “cultura”. En la lista de metas pendientes por conquistar también se encuentran el trabajo formal (lidera este triste ranking el trabajo rural y doméstico), la diferencia salarial del género en los mismos rubros en los que se desempeña el hombre (entre un 27 y 30% menos, según países como Francia, Italia y España), por supuesto, la sobrecarga de tareas domésticas no reconocidas como trabajo y naturalizadas como obligación propia femenina (que suma un promedio de tres horas más de trabajo diario). Y, de continuar, la lista es mucho más extensa. Un reciente informe del Ministerio de Educación de España publica que las mujeres docentes, que son mayoría en primaria y secundaria, son menos y ocupan peores puestos en la universidad, con un desfasaje en los sueldos femeninos (respecto al mismo puesto masculino) de hasta 2.900 euros anuales. Ahora, si nos adentramos en la vida doméstica, abrimos la puerta de cada casa u hogar, acá mismo, ahora mismo, seguramente encontraremos muchos motivos más para agregar a esta lista de objetivos de igualdad. Para este próximo 8 de Marzo, empezamos a conmemorar a nuestras antecesoras y también a homenajear a cada heroína de la vida cotidiana, esa abuela o mamá que día a día cocina para todos, lava la ropa, se ocupa de cada detalle de los hijos o nietos, muchas veces relegando sus propias necesidades, sus ambiciones personales o esforzándose hasta exceder los límites corporales.

Avanti, donne! Heroínas de cada día…