Hombre y naturaleza, ecofilosofía

Tan sólo hace unas décadas comenzó a hablarse y a estudiarse con timidez en los claustros de las universidades un tema científico hoy conocido y aceptado por todos, la ecología.

Naess y Sessions en 1985 dijeron que “los humanos no tienen derecho a reducir la riqueza y la diversidad de las formas de vida salvo para satisfacer de modo responsable sus necesidades vitales”. Hace más de dos milenios en la antigua Grecia se había engendrado dentro de un grupo de pensadores la apuesta por la razón como el instrumento de conocimiento y de dominio de la realidad, la filosofía.

En 2008 el doctor Adrián Monjeau subraya en el prólogo a su libro Ecofilosofía que “Ecología es hoy una palabra que escapó de los textos científicos y corretea por los anaqueles de los supermercados [….] combinando colores irreconciliables. Por estas razones, los ecólogos, pintarrajeados, fuimos a golpear las puertas de los filósofos. Así fue como decidimos hacer un banquete platónico para discutir temas en donde la ecología y la filosofía se entreveran hasta confundirse”.

Y a estas citas deseo agregar lo escrito por mi alumna Cecilia, 2012, quien sobre este tema concluyó: “La necesidad de un mundo mejor no implica deshacer lo bien hecho hasta hoy, sino reclamar y exigir responsabilidad al ser humano para que se haga cargo de sus acciones [….]. En una primera instancia, tal vez el comentario que a uno le surge es que la solución a estos gravísimos problemas jamás se logrará, que pretender una visión de bienestar ecológico es una gran utopía, pero si en principio los gobiernos del mundo partieran de la intención de tomar en serio esta cuestión tan trascendente para todo el planeta, tal vez, poco a poco, nuestra conciencia se ilumine, nos vuelva menos soberbios, nos haga darnos cuenta de que no somos dueños de nada, de que tenemos los mismos derechos que todos los seres vivos en esta tierra y que, por ser seres ‘pensantes’ tenemos la obligación de velar por la supervivencia y bienestar de todos, absolutamente todos los que aquí vivimos, porque debemos proteger la naturaleza por nuestro hoy, pero básicamente y ante todo, para asegurarnos que la tendremos, intacta, mañana”.