Honda consternación ante un caso de explotación sexual

El hecho reviste aun mayor gravedad, ya que la persona que promocionó y facilitó el abuso de una menor sería la madre de la víctima. En febrero había ocurrido un hecho de similares características.

El hecho donde una joven era obligada a prostituirse tuvo trascendencia nivel nacional y ha llenado de consternación a los habitantes de Ostende, lugar donde ocurriera. La denuncia que dio lugar a la investigación que llevaron adelante los efectivos policiales fue a partir de la decidida acción de un vecino, a quien la progenitora de una menor habría ofrecido tener sexo a cambio de dinero.

La responsable del aberrante hecho es de origen paraguayo y cuenta con 32 años de edad. Fue detenida por la acusación de haber obligado a su hija de 15 a ejercer la prostitución.

En el operativo, desarrollado por efectivos de la DDI Dolores junto a la Sub DDI Villa Gesell, también fue apresado un sujeto de 56, que sería un cliente habitual del servicio en cuestión.

Este hecho tiene un antecedente no muy lejano, ya que en febrero de este año una mujer fue detenida acusada del delito de “Promoción, facilitación y explotación de la prostitución de menores de edad doblemente agravado, por el vínculo y por ser menores de 18 de años”. En este caso fue una mujer mayor que hacía “trabajar” a su hija y a una sobrina.

El coordinador operativo de la Dirección de Seguridad, Sebastián Berardone, afirmó en la tarde del viernes pasado: “El hecho fue hace dos días en la calle Canadá al 2000, luego de una amplia investigación de la DDI de Villa Gesell luego de una denuncia anónima en la cual una señora de nacionalidad paraguaya estaba prostituyendo a su hija de 15 años y teniendo en su cartera de clientes a un vecino que vive a dos casas de la suya. Así que hubo un allanamiento en la casa de la madre de la víctima, en el cual fueron los dos aprehendidos, la señora y el cliente, albañil de Ostende. Hace unos años vinieron de Paraguay, se quedaron en Ostende y la chica nunca pudo manifestar nada hasta que un vecino realizó una denuncia anónima, se empezó a investigar y se terminó con este resultado. En la casa del cliente encontraron ropa de la chiquita, telefonía celular que fue secuestrada para investigación de datos de otros posibles clientes”.

Según las primeras averiguaciones, desde hace tres años la madre de la menor la obligaba a prostituirse, o sea cuando apenas contaba con 12 años. Además de la DDI de Gesell, participó personal policial de la Comisaría de Ostende, Asistencia Social y el Observatorio de Violencia y Adicciones (OVA), al que se le sumó un grupo de psicólogos, a los efectos de contener a la víctima.

En el lugar estuvo el fiscal a cargo de la investigación, doctor Walter Mercuri, agregó Berardone.

La licenciada Carolina Llamazares, al frente del OVA y a la cabeza de su equipo, se encargó de las medidas que tienden a la contención de la chica.

La funcionaria develó uno de los costados poco conocidos del tema: “Nosotros venimos trabajando con el grupo familiar desde febrero o marzo, en que recibimos una denuncia por negligencia y maltrato. Entonces, ahí empezamos a intervenir con los menores. En marzo tomamos una medida de protección, una medida de abrigo, poniendo a resguardo a los menores y desde ese momento hasta hace aproximadamente dos semanas ése era el seguimiento que estábamos haciendo del caso; hasta que hace dos semanas nos llega una nueva denuncia, justamente ésta de la facilitación y promoción de la prostitución de la progenitora hacia su hija mayor de 15 años y ahí comenzó la investigación del fiscal Mercuri, pero nosotros por suerte ya habíamos tomado intervención y los chicos (los hermanos de la víctima) no estaban al cuidado de su mamá desde el mes de marzo”.

Llamazares dijo que la medida de abrigo es excepcional y que es producto de un trabajo previo que se realiza con el grupo familiar. Ante la falta de respuestas convincentes es que toman una medida de protección y se sigue con el trabajo.

“Cuando recibís una denuncia de violencia intentás reconstruir el vínculo y lo que empezamos a implementar desde abril es la derivación a un taller de crianza. Nosotros pensábamos que se trataba de eso y seguíamos trabajando con la mamá hasta que la nena fue la que pudo contar, la chiquita de 15, y de ahí la denuncia. Nos sorprendió a todos. Cuando lo pudo contar fue tremendo. Desde que está con la medida de abrigo comenzó a regularizar su escolaridad, empezó a ir a un tratamiento psicológico, a asistir a talleres de esparcimiento y ni siquiera había sido algo que contara en su espacio psicológico; le llevó todo este tiempo”, concluyó.

En estos casos los niños siguen a resguardo con las familias abrigadoras.