Imitación de la naturaleza

El Templo Expiatorio de la Sagrada Familia, conocido simplemente como la Sagrada Familia, Barcelona: Antoní Gaudí lo diseñó y comenzó su construcción en 1882, la cual continúa aún.

Se estima que su finalización será hacia las postrimerías de la tercera década del siglo XXI. Pocas obras humanas son tan preciado regalo para la vista y el espíritu como este maravilloso templo. Gaudí tuvo dos fuentes de inspiración: el mensaje cristiano y la naturaleza.

La primera está directamente ligada a las sagradas escrituras, la tradición y la liturgia. La otra deriva de la observación de la naturaleza, que le proporcionó una base conceptual y metodológica.

Gaudí no copiaba la naturaleza, sino que analizaba el funcionamiento de sus elementos para extraer nuevas propuestas estructurales y formales que aplicaría a la arquitectura. El arquitecto proyectó muchas partes del templo para la futura construcción combinando formas geométricas naturales, elegidas por sus cualidades formales, estructurales, lumínicas, acústicas y constructivas. Una de ellas es el hiperboloide, que es un macizo para pasar de la columna a las bóvedas o huecos por donde entrará la luz, símbolo de Dios para Gaudí, hacia el interior del templo. Ahora los encontramos en las aperturas de los ventanales y de las bóvedas.

La segunda foto es una microfotografía (aproximadamente 10x) que muestra el interior del fruto tipo cápsula de la planta de amapola, el que contiene cientos o quizás miles de semillas diminutas. En esta estructura natural vemos las mismas estructuras usadas por Gaudí, que en este caso sostienen la bóveda del fruto y las aberturas por donde saldrán las semillas para ser dispersadas por el viento. Después de haber usado una lupa electrónica para tomar esta foto en una clase práctica de botánica en el laboratorio poco tiempo después de haber visitado la Sagrada Familia, no pude evitar inclinarme en una reverencia imaginaria ante el genio y ante la grandiosidad de la creación, que a veces van de la mano.