Por Lic. Federico Toledo.
Responsable de la Licenciatura en Psicología de UADE
Testimonios desgarradores, historias de sacrificio y esmero empañadas. Un episodio desfavorable que borró del mapa hogares construidos a base de afecto y esfuerzo.
La pérdida repentina del lugar propio donde el contexto cercano y el sentido comunitario son una respuesta a la crisis emocional producida por ese dolor.
La reestructuración y resignificación interna del acontecimiento se incorpora a la estructura vital de los dolientes. La necesidad de atravesar un duelo que permita seguir adelante.
¿Pero cómo respondemos ante la pérdida repentina?
El fuego destrozó viviendas en minutos. Centenares de casas quedaron completamente en ruinas y sus propietarios tuvieron que ser reubicados.
Fuentes oficiales informaron que fueron encontradas todas las personas que permanecían como desaparecidas tras el incendio. Numerosas familias perdieron su hogar sin la posibilidad de despedirse. Muchos son los casos de trabajadores que finalizaron abruptamente de la noche a la mañana un sueño de vida construido durante años.
La tensión emocional de los familiares afectados surge como consecuencia del incidente y que requiere el abordaje de profesionales autorizados que puedan responder efectivamente. La respuesta inmediata recomendable es ofrecer información clara y precisa sobre los motivos que desencadenaron el suceso. De este modo se busca disminuir la posibilidad del surgimiento de ansiedad colectiva que agrave el contexto comunitario.
Resurgir de las cenizas
El apoyo psicológico es necesario y surge a través de la intervención psicosocial a familiares afectados por las pérdidas repentinas. El objetivo principal es acompañarlos a procesar las consecuencias del suceso fundamentalmente con acciones preventivas que eviten agravar el cuadro.
La asignación concreta de tareas es un recurso fundamental que favorece a los involucrados y su asimilación de lo ocurrido. Sustancialmente la escucha, y la creación de expectativas concretas favorecen un buen pronóstico. Alentar la confianza en el desarrollo de acciones colectivas que permitan volver a encontrar un sentido de vida. Volver a construir un sueño a pesar del dolor.
Son muchas las historias que hemos escuchado y que se han forjado en el medio de la frustración ante la ausencia repentina de lo propio. Como menciona Malen Germillac, de Paso del Sapo, entre tantos testimonios: “fuimos felices en ese bosque, y vamos a volver a serlo”
Las políticas de reconstrucción representan más que a las viviendas, la posibilidad de procesar una herida abierta por la despedida ausente.
El comportamiento adaptativo de los chubutenses se hace presente tanto en sus testimonios como en sus acciones. Esa capacidad resiliente como superadores de circunstancias traumáticas cargadas de emotividad. La reconstrucción de aquello que es más que una casa. Su propio y único hogar.
Foto: Infor Chubut