Intercesión de la virgen de Lourdes por la curación de los enfermos

Este sábado 11 de febrero convergen la Fiesta de Nuestra Señora de Lourdes, que coincide con la XXV Jornada Mundial del Enfermo, y el cumpleaños número 60 de la diócesis de Mar del Plata, a la que pertenece nuestra parroquia.

Es por ello que el padre Marcelo Panebianco efectuó ayer a las 18 una especial celebración en el Hospital Comunitario de Pinamar con el rezo del Rosario, aprovechando que se cumplen cuatro años de la oración que ahí se lleva a cabo.

Marcha en línea con los deseos expresados por el Sumo Pontífice en el Año de la Misericordia de que “cada hospital o cada estructura de sanación sea signo visible y lugar para promover la cultura del encuentro y de la paz, donde la experiencia de la enfermedad y del sufrimiento, así como también la ayuda profesional y fraterna, contribuyan a superar todo límite y toda división”.

La semana pasada, desde el Vaticano, en los aprestos del evento alusivo que tendrá lugar en Lourdes, Francia, el papa Francisco dirigió al cardenal secretario de Estado Pietro Parolín una carta escrita en latín, en la que saluda a los enfermos de todo el mundo y expresa su cercanía de corazón a cuantos viven en medio del sufrimiento: “Está bien cuidar integralmente a la persona –afirma el Santo Padre–. Por tanto nunca hay que perder de vista el alma, la mente y el cuerpo”. Citando el Libro de la Sabiduría, Francisco recuerda que Dios ha creado todo para la existencia: “No ha creado la muerte ni el mal, y no goza con la destrucción de los vivos”.

Este año, el título del mensaje que publicó el Papa en diciembre ha sido: “Confiar en Jesús misericordioso como María; hagan lo que Él les diga”.

Explicó en tal sentido que “la enfermedad, especialmente aquella grave, pone siempre en crisis la existencia humana y trae consigo interrogantes que excavan en lo íntimo”.

Aunque aclaró que, en estas situaciones, “por un lado la fe en Dios es puesta a la prueba, pero al mismo tiempo revela toda su potencialidad positiva. No porque la fe haga desaparecer la enfermedad, el dolor, o los interrogantes que derivan de ello; sino porque ofrece una clave con la cual podemos descubrir el sentido más profundo de lo que estamos viviendo; una clave que nos ayuda a ver de qué modo la enfermedad puede ser el camino para llegar a una cercanía más estrecha con Jesús, que camina a nuestro lado, cargando la Cruz. Y esta clave nos la proporciona su Madre, María, experta de este camino”.

Al invitar en esta oportunidad a los fieles a invocar con constancia la intercesión de la Bienaventurada Virgen María, Salud de los enfermos, para que obtenga del Hijo, gracias abundantes, especialmente la paciencia en la tribulación, la confianza en Dios, la gratitud por los bienes recibidos y un gran amor hacia todos, citó el Libro del Eclesiástico señalando que Dios “ha dado a los hombres la ciencia para que pudieran gloriarse de sus maravillas”. Al mismo tiempo los pastores, los médicos y los propios enfermos están llamados a orar al Señor para que Él los conduzca a aliviar la enfermedad y a recuperarse.

La fiesta de la advocación de Nuestra Señora de Lourdes cumple 149 años. Rememora la visión que tuvo una adolescente, Bernardette, que iba a buscar leña, camino al río Gave, junto a su hermana y una amiga, y al pasar por una gruta natural de la campiña francesa se encontró con la figura de una joven vestida de túnica blanca, muy hermosa, ceñida por una banda azul y con un rosario colgado del brazo. Se acercó y comenzaron a rezar juntas. Por más de cinco meses la virgen se le aparecía sólo a ella en medio de multitudes que se acercaban para rezar, lo cual le valió desprecios y burlas por parte de las autoridades eclesiales y civiles de pueblo. Pero ella se mantuvo firme en su fe mariana, sobre todo en el especial pedido que la Virgen le había encargado: la construcción de una capilla sobre la gruta (hoy de Lourdes) y la realización de una procesión.