Enviado por el equipo de comunicación de la parroquia Ntra. Sra. de la Paz
En la secretaría de la parroquia, avenida del Libertador de por medio en el vértice urbano playa-bosque de Pinamar, se ofrece una variada literatura referida a la catequesis, que suele ser un tránsito evangelizador casi obligado para los chicos.
Francisco aprovechó la oportunidad del cumplimiento de 60 años de la Oficina Nacional de Catequesis italiana para exhortar durante la audiencia concedida a los sostenes ese apéndice de la Conferencia Episcopal Italiana (CEI) a “renovar el espíritu del anuncio”.
El anuncio es el amor de Dios en el lenguaje del corazón, sostuvo.
Enumeró en su discurso tres puntos para ayudar el trabajo de los próximos años: 1) Jesús en el corazón de la catequesis; 2) La catequesis siempre escucha al hombre, y 3) Redescubrir el sentido de la comunidad.
El Papa fue contundente en la necesidad de actuar. Recordó que el Concilio es el Magisterio de la Iglesia y que debe ser seguido. E invitó a la Iglesia italiana a dar inicio a un Sínodo nacional.
“La catequesis es el eco de la Palabra de Dios”, dijo, y añadió que, a través de la Sagrada Escritura proclamada, cada persona entra a formar parte de “la misma historia de salvación” y con su propia singularidad “encuentra su propio ritmo”.
Expuso: “No debemos tener miedo de hablar el lenguaje de las mujeres y de los hombres de hoy. Sí, hablar la lengua fuera de la Iglesia: de esto, debemos tener miedo. No debemos tener miedo de hablar el lenguaje de la gente. No debemos tener miedo de escuchar sus preguntas, independientemente de las que sean, sus preguntas no resueltas, de escuchar sus fragilidades y sus incertidumbres: de esto no tenemos miedo. No debemos tener miedo de desarrollar nuevos instrumentos”.
¿Por qué renovar el anuncio? Porque revela el amor de Dios, antes que toda obligación moral y religiosa; que no se imponga, sino que tenga en cuenta la libertad; que sea testigo de la alegría y la vitalidad. Para ello el que evangeliza debe expresar “cercanía, apertura al diálogo, paciencia, acogida cordial que no condena”.
Este enfoque estuvo flotando en la convivencia de verano que el obispo de Mar del Plata, Gabriel Mestre, compartió en el Hogar Escuela de La Eufemia con doce seminaristas diocesanos formados en el seminario de La Plata.
Son ellos Lucas Di Leva, Nahuel Dejean, Juan Marcos Degl´inocentti, Agustín Corral, Leonardo Ponce, Ignacio Puel Campos, Rodrigo Juan, Mariano Díaz, Stefano Sogoló, Joaquín García Pedrosa, Tomás Isla y Walter Cabano. En el mientras tanto, nuestra Iglesia se preparó para la celebración presencial del primer casamiento tras la cuarentena, el fin de semana pasado. Hubo, para no perder la templanza, otro ingrediente de incertidumbre: a falta esta vez de prohibiciones por la pandemia del coronavirus, lo aportó el mal tiempo.