La conexión con el lugar es absolutamente diferente

No obstante ser la segunda edición del festival que se realiza en Pinamar, los organizadores ya perciben una diferencia, un carácter distintivo que le da el espectador local.

A horas de concluida la última edición del Festival Uncipar 2017, organizado por la Unión de Cineístas de Paso Reducido, Paula Sánchez, presidente de la muestra, habló acerca de la naturaleza de la tradicional muestra.

–¿Cuáles son las sensaciones luego de concluido el festival?
–Muy contenta de lo que fue esta jornada, de haber celebrado esta edición en un momento tan particular de la industria, celebrando la cultura. Nosotros como festival tenemos una misión, que es la de funcionar como exhibidores para los nuevos realizadores, específicamente en el cortometraje, el desafío de ser disparadores, de generar una semilla, de generar una sinergia en el lugar a donde vamos y eso es un poco lo que se gestó con Uncipar en estas jornadas. Esto es lo que estamos haciendo, en lo que estamos trabajando y muy felices y entusiasmados porque en esta edición, si yo creo que hay que remarcar algo, fue la prensa, la atención de los medios de prensa de Pinamar para difundir todo esto, y la verdad que esa es una reflexión que estoy construyendo en este momento.

–El bar de la esquina del cine está lleno de bohemios que hablan de cine… ¿Esto es tan así o nos parece a nosotros?
–La verdad que nosotros tenemos un valor agregado en este festival, que es el cortometraje. Somos un festival de cortometrajes. El cortometraje es una de las producciones que se autogestionan, se autofinancian en el cine y esto realmente para autofinanciarse, para hacer algo donde no espera a que te llegue el subsidio ni nada sino que lo estás haciendo y tratando de conseguir por tus propios medios significa que hay una gran pasión, hay una gran necesidad de hacerlo, de mostrarlo, y eso queda muy plasmado en la pantalla, realmente cuando vos ves un trabajo de un cortometrajista sabés que es un cortometrajista que necesitaba contar algo, hacerlo, y de la forma en que pudiera lo hizo, entonces cuando se habla de la bohemia, del cine, está muy representado en todo lo que es el cortometraje la pasión por el cine, el cine de autor, las nuevas realizaciones. Realmente este festival tiene una mística y seguidores que lo vienen siguiendo desde hace 40 años, que es la trayectoria de este festival, y es un amor que nos hayan abierto las puertas en Pinamar porque es una muestra que tiene un valor muy poderoso dentro de lo que son las muestras del cine nacional. Es el segundo festival, después de Mar del Plata viene este, con mayor trayectoria en la Argentina y dedicado únicamente al cortometraje. Hay ciudades que se han terminado ubicando y siendo referentes a través de sus actividades, por ejemplo el caso de Ramón Ferra, en Francia: se instaló por sus festivales; tiene uno de los festivales más importantes del mundo. Este es un hecho cultural. Nosotros tenemos que generar e incentivar al público pinamarense para seguir atrayendo otro público también. Es un desafío que estamos dispuestos a afrontar.

–¿Qué diferencias notó en estas dos ediciones?
–En Villa Gesell se hacía el festival en Semana Santa, en una fecha que ya estaba posicionada. Era Semana Santa, ya había turistas que sabían que estaba el festival, y la gente que iba tanto de allá como turistas ya sabía con lo que se encontraba. Acá tenemos que instalarlo de cero, tenemos que darlo a conocer de cero. Es una fecha que no está instalada y no atrae el turismo, entonces la diferencia es el desconocimiento que hay del festival en el lugar, algo que tomamos como un desafío. Por otro lado tenemos un apoyo institucional y de la gente que no lo sentíamos allá. Acá el apoyo, la conexión que estamos teniendo con el lugar, es absolutamente diferente. Tenemos un jurado partícipe que es Juan Carlos Desanzo, hicimos talleres involucrando a alumnos adolescentes que pudieron filmar con su celular y se proyectó en la pantalla, hay gente que difundió el festival. Tuvimos mucho apoyo.