La estética pinamarense: los progresos de la última década

Por Amanda Paulos
Bióloga, docente, observadora de fauna silvestre

La imagen muestra una imagen de un sector de playa bastante cercano a las arenas del centro pinamarense tal y como lucía después de fines del verano 2008, hace ya más de una década. Por ese entonces nos visitó la Dra. Isabel Moreno, de la Universidad de las Islas Baleares, para asesorarnos sobre Efectos del Desarrollo Turístico en la Dinámica Costera y, entre otros conceptos, nos dejó el siguiente: “Cuiden la estética, durante todo el año”. Se refería a la Estética como campo de las ciencias, pero también como un conjunto de experiencias: experiencias de actuación y experiencias de valoración. La estética es una experiencia de actuación cuando creamos algo bello, como pintar un cuadro, decorar nuestra casa, presentar bien nuestro negocio, arreglar el jardín o diseñar sectores de la ciudad; y es una experiencia de valoración cuando algo bello nos emociona, toca nuestros sentimientos, en primer lugar, y luego lo valoramos también intelectualmente.

También registramos a fines de ese verano a uno de los no muy numerosos turistas extranjeros que nos visitaron a principios de diciembre y nos dejó este comentario: “Me da tristeza la fealdad y descuido de los balnearios cuando paseo por la playa; no hay estándares estéticos y en cambio sí una desagradable contaminación visual. Noto también que no hay estándares de construcción y mantenimiento. Los eucaliptos podados son un crimen, por el valor ecológico que poseen y por el respeto que debe haber hacia la vida. Hay que empezar a reciclar, por lo menos lo más fácil. En cambio me encantaron los pinares, la sombra y la pureza del aire cuando salgo a caminar. Asistí al acto de fin de curso del colegio y noté gran organización, dirección y seriedad. Elogio el esfuerzo por mantener lindos los jardines y estimulo la aplicación del conocimiento de la ecología en su diseño. Debe darse el mensaje –Miren qué lindos los árboles, miren qué fea la basura”.

En diez años hemos aprendido bastante sobre actuación y valoración estética en nuestra ciudad. Resta mucho por hacer, pero los estándares de construcción y mantenimiento en playa, balnearios, frente marítimo, reforestación, diseño de arbolado público, reciclado, limpieza de playa y ciudad son más altos; hay más cestos que se usan, menos basura, ya reciclamos, hay más cultura ambiental. Si pudimos escuchar las críticas y crecer en diez años, se avizora la esperanza de una ciudad todavía más organizada, prolija y responsable para los venideros. Residentes y funcionarios deben tenerlo como un objetivo común en la mira, para que los consejos de expertos y los comentarios de los turistas sean cada vez más positivos.