La historieta desborda el formato impreso

Un taller de dibujo, alumnos y una simbiosis poco común entre artistas y artesanos. La cultura muda de ropa y se viste con sus mejores colores. Pasen y vean se trata de un undécimo esfuerzo digno de ser tenido en cuenta.

Once números. Todo un lujo cuando se habla de una publicación de distribución gratuita y sobre todo si está hecha mayormente por alumnos de un taller de dibujo en colaboración con artistas y artesanos de la zona. Cuatro años trabajando y editando Silencio en la Costa, que va a presentar estas vacaciones de invierno su psicodélico número 11. Con historietas, fotografías, dibujantes invitados, frases selladas, estampillas, reflexiones y entrevistas.

En el Aula del Estudiante del Siglo XXI, el sábado 29 de julio, a las 17, se van a proyectar cortos animados de distintas partes del mundo, Pinamar incluido. “Porque el ánimo de la revista es fomentar el diálogo artístico y cultural mediante el hacer. Y entonces allí les mostraremos, por ejemplo, los cortos que realizaron algunos de los adolescentes del staff de la revista en el marco de los talleres del Uncipar de 2016 [jornadas organizadas por la Unión de Cineístas de Paso Reducido] y del año pasado. Y después, un recorrido por la historia de la animación en stop motion (cuadro por cuadro) con obras hechas animando papelitos, dibujos, arena, plastilina, fotografías... y todo lo imaginable. Otro atractivo lo constituye la exhibición de todos los números impresos para que quienes visiten la muestra los puedan leer”, detallan los organizadores.

¿Qué es Silencio en la Costa? Una revista autogestionada, independiente y de distribución gratuita, hecha en el taller de historieta y dibujo de la profesora Muriel Frega. Con colaboradores locales como Alejandra Cornide, Cristina Daniele, Marcela Melfi, Bernardo Monteagudo, Ernesto Ferri, para el número 11 se investigó todo lo referente a la psicodelia, desde la música, la literatura, la gráfica, el cine y la filosofía.

“Regocijo. Profundo placer. Goce, más allá de lo estético o sensorial. Explosión de colores. Espirales negros y blancos en nubes púrpuras fosforescentes. Hendrix, Fusioon y Liquid Vision en los oídos, y ya… Silencio Psicodélica. Pasen y vean. Cyan y más: historieta=pensamiento/acción. Doble pensar. Un crimen tal no resuelto. Un Gama tratando de hacer de Alfa+ (un cambalache: la Biblia al lado del calefón, todos saben que un salvaje nunca puede ser civilizado ¡y menos con el coeficiente intelectual de un Gama!)… ¡Ahhh! La psicodelia, la sociedad del control y las profecías apocalípticas de Orwell y Huxley, hoy cumplidas. Un submarino amarillo que emerge luego de treinta años. Lucy y su cielo de diamantes yacen ahora en la oscura habitación del geriátrico de las canciones. Un taller de historieta que hace historia. Otra explosión de colores en degradé, gente de pelo largo vestida con pantalones Oxford y camisas de bambula. Música, mucha música. Deseos de paz, juntadas al atardecer y un poco de humo. Ostende con historias, un Garmendia con estilo propio, y ciudades fundadas en el virus del lenguaje que se destruyen sencillamente. Hendrix mete un acorde imposible que suena en el techo de la cavidad craneana. Respiración profunda, vida, salud, mitos derribados a pinchazos de acupunturista. Fotos. Un Monteagudo que explora. Psiquis desconcertada, goce sensorial. Un cuento cualquiera, de un día cualquiera. Un viaje explicativo por la génesis de la psicodelia. Serendipias, cine y un cuento que toca un corazón. Después, nada. Silencio. Silencio psicodélico… Pasen y vean”, verbaliza coloridamente la profesora Muriel Frega.