Algunos pensarán: “¿Qué es lo que pregunta? Veo lo que está en el espejo”. Pero, si lo pensamos, si nos miramos un rato… ¿Nos miramos las partes que más nos gustan de nosotros o las que menos? Escucharemos en nuestra cabecita lo que nos decía algún adulto cuando éramos chicos… alguna frase linda, o fea. Del estilo: “Tenés tan linda cara”, o “qué lastima que saliste con las piernas de….”.

Estas cosas se les dicen a los nenes, que se parecen a tal o cual persona, que salieron como… o cosas por el estilo. Y eso va construyendo su imagen también, lo que se le dice, de cómo es, y también lo que no es. Lo que observan ellos mismos, y de quienes les rodean.

Estamos también inmersos en un mundo regido por las imágenes en este momento. Seguro que la mayoría de los niños tiene actualmente más fotos que las que tuvimos los más grandes hasta nuestra adultez.

Todas son imágenes, en las redes sociales hay muchas fotos. Las publicidades se rigen por imágenes; se elige, por ejemplo, un color que se sabe más llamativo, como el rojo, para publicitar alguna bebida. O un color que trasmite paz, como el verde, como fondo para la publicidad de un político en campaña.

Y lo mismo pasa con el cuerpo, con la imagen corporal. Muchas veces las personas aceptamos como el cuerpo ideal, o que debe ser, el que se publicita en las revistas, tele, etc. Entonces lo ideal es eso. ¿Qué pasa cuando nos miramos en el espejo y comparamos?

La autoestima es la resultante de la comparación entre lo ideal, y lo que consideramos real. Si el ideal es el cuerpo de la chica de la revista, pongamos por ejemplo un nombre, como el de Pampita, la modelo, y nuestro cuerpo dista de ser así, el resultado es, quizás, una autoestima baja. Porque no llego a mi ideal.

Entonces no solamente construimos una imagen corporal desde lo que nos dicen los demás, desde niños, lo que observan en nosotros. Sino que, también, debemos ajustar nuestra imagen a un ideal. También condicionado desde lo social, creado, significado desde afuera.

Haciendo esta nota, pensaba en la canción que decía algo como “qué ves cuando me ves”. Me parece que estaría bueno pensar qué es lo que vemos nosotros en nuestros cuerpos. Ser más amigables con él, que no es el enemigo, sino una parte más de nosotros.