La nobleza de la acuarela, en un alto exponente

Si bien reside en Caballito, el artista proviene de Vicente López. Luego de haber dejado atrás la dureza del dibujo técnico, suelta su imaginación a volar, de la mano de su inspiración, plasmada en esta atractiva técnica.

Juan Ian se queda en Cariló hasta el 30 de enero. Para ser más precisos, su obra puede apreciarse en Hasta la raíz, Castaño 284, en la planta alta del Paseo los Tipales.

Uno de los conceptos que siempre acompaña a un artista es la libertad, y Juan lo profesa; se trata de la libertad, no sólo de la creativa sino también de ésa que un día le permitió tomar distancia de los trabajos de arquitectura.

“Yo soy acuarelista. Comencé trabajando con acuarelas a partir de ese tiempo de eventos, de improvisación con modelos vivos, en situaciones donde me encontraba pintando al aire libre, y eso fue generando en mí una curiosidad muy fuerte de lo que significa la creación en el momento, dejándose llevar por lo fortuito, abrazando el error, trabajando internamente todo lo que representa el caos que puede estar provocando un medio como el agua, que no tiene formas, que no tiene bordes y que se adapta un poco a los límites que uno le impone sobre el papel. Es la técnica visual más honesta que hay. De todos los medios visuales, la acuarela es la más honesta porque no hay forma que no refleje lo que uno está sintiendo en ese momento. La acuarela trabaja generalmente con una base aguada, que es la misma acuarela pero no se prepara previamente el soporte. Éstos son papeles de algodón y sobre eso se puede tirar una mancha y se seca, y se aplica una nueva, y así sucesivamente, si quisiera. Lo que tiene a favor es que es muy práctica, muy limpia; los pinceles se enjuagan y se guardan, y uno sigue camino y no tiene que esperar un mes para que se seque, es la expresión del momento, la impronta del momento de un medio que es muy alusivo, que trabaja mucho sobre la gestualidad, sobre todo en mi caso. Yo trabajo con impresionismo. No hago realismo. En años anteriores, cuando me dedicaba a la arquitectura, me exigí mucho con el dibujo técnico y, como para salir de eso, me dediqué a la pintura con esta técnica en particular”, sintetiza.

El espacio donde pueden verse sus obras está comandado por Andrea Arias, allí donde al unísono se exhiben trabajos del arquitecto Oscar Garlepp, que a sus 94 años sigue cautivando y sorprendiendo con su mirada de la adorada Cariló.

“Estoy sumamente agradecido de poder exhibir mis acuarelas ahí. Yo estoy también en ese espacio haciendo y exhibiendo en vivo. Eso lo quiero destacar porque, más allá de ver la obra final, que es lo que se ve generalmente en cualquier galería o museo, a mí me interesa mucho compartir el proceso de creación de la obra. Entonces lo que hago es, durante una hora y media, pintar una acuarela en vivo, con todos los riesgos que implica pero justamente con ese afán de compartir el proceso, que es lo interesante del arte. Yo siempre digo que el resultado de una obra de arte es la huella de un momento, pero lo importante es el momento creativo. Estuve ayer, el viernes pasado; el sábado, seguro”, repasa.

A su perfil de artista se suma su rol de docente: agradece a todos aquellos que se acercan para aprender la técnica con la inquietud de recibir clases o preguntar si da seminarios. Por eso Ian, el próximo 18 de enero, va a dar un seminario de cuatro horas a la tarde en Vicente López.

“Es una oportunidad de descubrir, de regalarse un momento de arte, de libertad, de juego, de conectar con ese niño interno que a veces no nos animamos a sacar a jugar porque tenemos muy inculcada la cultura de las notas, las calificaciones, lo lindo, lo feo, etc. Pueden ver mis trabajos en mi instagram.com/juanian o buscarme en Facebook como juan ian y esta semana estoy largando mi sitio web juanian.com”, agrega.