La patronal de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro se asocia al festejo del centenario de Cariló

Por el Equipo de comunicación de la parroquia Ntra. Sra. de la Paz

La misa de mañana, sábado, a las 19 en la capilla Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, que forma parte de la parroquia Nuestra Señora de la Paz, no sólo conmemora el día universal de la que también es patrona de los Padres Redentoristas (cuyo icono original está en el altar mayor de la Iglesia de San Alfonso, sobre las ruinas de San Mateo), sino que se enmarca en los festejo del centenario de la fundación de Cariló.

El templo, que lleva su nombre, es una obra del arquitecto Alberto Vivot construida íntegramente en madera en el boscoso médano “de los diez hijos”, donado por Pinamar SA, y la imagen de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro representa una pintura del siglo XV, que fue llevada a Roma, alusiva al cuidado de la Virgen por Jesús, desde su concepción hasta su muerte, y que hoy sigue protegiendo a sus hijos que acuden a ella.

La devoción se extendió por templos y santuarios de todo el mundo y llegó así a Cariló.

En el ínterin, hoy, viernes, tiene lugar un doble evento religioso: la solemnidad de San Pedro y San Pablo y el Día del Papa.

Los sepulcros de ambos habían sido encontrados a esta altura del calendario, en 1915. Contenían expresiones piadosas pintadas que ponían de manifiesto la devoción que les profesaban los primitivos cristianos que ahí se reunían. Se estableció desde entonces la fiesta doble, y se la vincula con el reconocimiento a los pontífices que, a partir del genovés Benedicto XV, sucedieron a Pedro.

Ambos apóstoles dieron el testimonio sobre Jesús, ofrendaron por Él su vida y se erigieron en sendas columnas del edificio de la fe cristiana que se extendió por todo el mundo.

El papa Benedicto XV, a partir de Pedro, simbolizó el principio y fundamento perpetuo y visible de unidad, tanto de los obispos como de la multitud de los fieles. Es Pastor de toda la Iglesia y tiene potestad plena, suprema y universal. Es el Vicario de Cristo.

Ya en la primera hora de la Iglesia, cuando el apóstol Pedro estaba en la cárcel, toda la comunidad oraba insistentemente a Dios por él, del mismo modo que hoy la totalidad de la Iglesia tiene el deber de rezar por el Romano Pontífice, que “preside la caridad de todas las Iglesias”, como afirmó san Ignacio de Antioquia.

Junto a la meditación se insta a contribuir con limosnas y donativos a la misión evangelizadora y de caridad.