“Piano piano…”, dice un refrán que ejemplifica muy bien el proceso de transformación cultural que vive gran parte de la sociedad, en Argentina y el mundo, respecto al sistema machista. Si bien el cambio es lento, una vez que sucede el primer eslabón, el pensamiento, luego es más fácil pasar a la acción. El feminismo es un modo de pensamiento revolucionario simplemente ya por el hecho de cuestionar lo conocido, y donde hay desequilibrio, desde el sentido de la igualdad, poner la mirada, el análisis y el accionar para equilibrar la balanza. Así parece estar sucediendo con la sociedad civil, que a través de las redes sociales se expresa, participa activamente, opina, denuncia, reflexiona y logra, de este modo, cambiar algunas cosas. Tal es el caso de lo ocurrido con Ona Saez. La marca de ropa debió levantar una campaña de Instagram que fomentaba la delgadez y sexualización de las niñas, debido a la cantidad de denuncias de usuarios, en su mayoría madres de niñas y adolescentes. La industria de la moda viene siendo cuestionada desde hace años por una nueva cultura que no acepta los estereotipos de extrema delgadez y de lo que es “sexy” a edad temprana, por ejemplo, cuando las problemáticas de bulimia y anorexia no son un tema menor. Otro caso similar sucedió con una empresa brasilera de cerveza que debió cambiar su spot publicitario por las acusaciones de los cibernautas respecto a una publicidad “machista y sexista” donde las chicas (siempre bellas y jóvenes) se mostraban erotizadas con la botella en mano como signo fálico. El antropólogo Carlos Federico Lucio, que coordina en Brasil el programa “publicidad consciente” para promover la responsabilidad social entre anunciantes y agencias, declara que “la gente está prestando más atención al machismo en las publicidades, las películas, las novelas, etc.”. Cuando vemos una campaña publicitaria que comprendió el concepto e interpreta este verdadero y profundo cambio de pensamiento, es cuando decimos ¡bingo! El aplauso es para las cuatro empresas de productos de limpieza que lanzaron, recientemente, la campaña Limpiemos juntos, que se puede ver por todos los medios de comunicación, tradicionales y nuevos. En tv o en las redes, la campaña muestra “los beneficios que obtiene una familia que limpia la casa todos juntos, uno de ellos que la pareja se mantiene más unida y, el otro, que los hijos se hacen más responsables”. Incluso se puede ingresar al sitio www.limpiemosjuntos.com y jugar con una especie de ruleta que puede caer en “hoy limpia papá: la cocina o el hijo: el living”. Este es el desafío y la nueva apuesta, porque sabemos que los mensajes culturales se transmiten desde todos los ámbitos e instituciones, desde el seno de la familia hasta lo que vemos en carteles por la vía pública. La sociedad está reflejando un cambio importante en torno al mensaje que tanto difunde el feminismo y, aunque la siembra sea lenta, es el rumbo justo para una buena cosecha. Piano… piano… si va lontano. ¡Dale me gusta y compartí! Que el mensaje llega.