Las elecciones le quitaron tensión a la sesión

Disipadas las dudas sobre ganadores y perdedores de la contienda, el clima tomó otro tono, más tranquilo y hasta podría decirse ameno, y la sesión del lunes transcurrió calma y expeditiva.

Después de las elecciones ya se observan algunos cambios en el HCD. El lunes inmediato se llevó a cabo la sesión ordinaria que estaba prevista para el viernes anterior, y que luego de los comicios se desarrolló en términos muy distintos a los se venían dando.

El primer punto de diferencia en la sesión posterior fue el tiempo. En las últimas asambleas, sin importar la cantidad de expedientes a tratar, las alocuciones eran interminables y los cuartos intermedios eternos. En esta ocasión, la sesión, que comenzó pasadas las 11 AM, culminó poco después de las 12.30, dejando en claro que, ya con la campaña terminada, no era necesario hablar en cada punto y mucho menos discutir hasta los pases a archivo. Uno de los más notorios fue el silencio de Juan Ocampo, quien antes no dejaba expediente sin opinar (sin importar el tema a tratar) y en esta ocasión ni siquiera pidió la palabra.

En estas condiciones, la sesión transcurrió sin sobresaltos, con acuerdos desde el inicio; incluso, los dos pases a archivo que se plantearon fueron consensuados. La sesión comenzó con la lectura y aprobación de las actas de la sesión ordinaria del 22/09/17, de antemano.

Así, después de aprobar actas de sesiones anteriores, los expedientes de las destituciones de Blas Altieri y Roberto Porretti fueron enviados al Ejecutivo para su mejor resguardo (también por unanimidad). Después, desde Planeamiento se aprobó un proyecto de resolución, en función de un pedido de una particular. Desde Presupuesto se sometieron a tratamiento dos ofertas únicas, una por alimentos y la otra para la compra de electrolitos para el Hospital Comunitario, ambos aprobados por unanimidad. Y lo mismo con la donación de una silla de ruedas.

Los puntos de la Comisión de Salud fueron los que volvieron a la comisión, previamente acordados y finalmente se sometieron a tratamiento los expedientes de Turismo. Una modificación de la ordenanza sobre la regulación de deportes náuticos, a pedido de un particular, y un proyecto de resolución sobre el traslado de la feria de artesanos fueron aprobados por unanimidad.

De esta manera culminó una de las sesiones más cortas, amenas y pacíficas de los últimos tiempos, aunque lamentablemente quizás sea una de las pocas ocasiones en las que esto suceda, porque en las sesiones que faltan (al menos con esta composición) quedan aún varios temas espinosos por tratar. Se vienen los contratos con Montemar y con la CALP y la actualización del Código de Ordenamiento Urbano (COU), todos temas conflictivos, que atraerán debates extensos, y que se pretende someter a tratamiento en las próximas dos sesiones. Con este panorama por delante, posiblemente esta sesión que pasó haya que tomarla como una gran inspiración anterior a tomar el impulso necesario para lo que se viene. Los temas que quedan por resolver no son sencillos y estos concejales, a diferencia de otros años, en los que los ediles que terminaban sus mandatos pretendían dejar en manos de los nuevos las decisiones difíciles, no esperan emularlos, sino que por el contrario quieren dejar esas cuestiones saldadas antes de retirarse definitivamente del Concejo. Así que probablemente este respiro que se han tomado solo haya sido producto de las elecciones, como reacción a los sucesos (tristezas por un lado y festejos por el otro), pero en las asambleas que vengan se espera que retomen sus fuerzas para continuar con los eternos debates y las chicanas políticas.