Las geselinas siguen de festejo en la Lidepi

Mientras la Liga Deportiva Pinamarense afronta un receso invernal a la espera del próximo campeonato, todavía siguen los festejos de las geselinas, que se quedaron con el primer título de la Lidepi.

El triunfo del combinado vecino sirvió, al cabo, para desterrar esa verdad poco probable de que la localía es una ventaja. Al contrario, Gesell jugó todos los partidos fuera de su fuerte y se hizo gigante en rodeo ajeno. Una de las figuras de la conquista fue Rocío Churrupit, goleadora, hábil, pequeña y escurridiza. Una suerte de Javier Saviola versión dama. Casualmente, la máxima artillera de la Lidepi es hincha fanática de River.

“No imaginábamos salir campeonas, porque el torneo fue muy exigente y hubo buenos equipos que tuvimos que enfrentar”, dice Churrupit, mientras observa el partido de su equipo, el Millonario, que se batía a duelo ante Atlas, por la Copa Argentina. “La clave del título fue el compañerismo. A veces, viajábamos todas apretadas en un auto rumbo a Pinamar. La historia se repetía todos los fines de semana. Y, un par de veces, a alguna le tocaba viajar en el bául. Te podrás imaginar el esfuerzo que hicimos”, agrega esta chica de 28 años. Y da la impresión de que las geselinas transpiraron más afuera que adentro de la cancha.

Sin embargo, a pesar de haberse erigido como goleadora del campeonato, y de haber conformado un equipo que tuvo la valla menos vencida, Churrupit destaca la paridad que hubo en el torneo. Y revela que el equipo se formó casi de casualidad. “La idea era jugar en el equipo del Nuevo Amanecer de Ostende. Pero hubo diferencias con las chicas. Y decidimos formar nuestro propio equipo. Estoy feliz. No sólo por el título, sino porque mis goles ayudaron a la campaña. Ser goleadora es un mimo más”, desliza Rocío, quien junto a su compañera Marta Cángele, integrará el Seleccionado local que representará a la Lidepi en el torneo nacional de la CAFS, que se realizará en septiembre en el Polideportivo de Pinamar.

Estaba escrito en todos lados el destino de Rocío Churrupit. Ella nació para jugar al fútbol, por más que esa sentencia no figurara en la partida de nacimiento. Su primer juguete no fue una muñeca. No, no, fue una pelota. Su padre, Carlos, es director de Deportes, de Villa Gesell. Y le sembró la semilla. Su hermano, Facundo, es un histórico enlace de Atlético, el club más poderoso de la Liga de Madariaga. Y un gran compañero de picaditos, partidos que fueron forjando el amor por el fútbol en la piba de oro. Es una familia bien futbolera la suya. Y no pudo escaparse de esa partida. Las cartas ya estaban echadas. No le queda otra que jugar.

La Lidepi se agranda

El torneo Clausura de la Lidepi promete ser uno de los grandes eventos deportivos de nuestra ciudad. Porque, a los quince equipos que ya había en la liga, ahora se les sumaron diez más. Los debutantes serán Torino, Cosmos, Aprendices, Niupi, Royal Pari, Club Huracán, Momentáneo FC, Deportivo Norte, Saure y Quilmes.