Libélulas, libélulas, libélulas

Es muy cierto el conocido dicho popular “las cosas son según el color del cristal con que se miran” y, si lo leemos desde la biología con cierto grado de rigor científico, significa simplemente que todos los cerebros son diferentes y procesan de diferente manera la información que a ellos les llega por los sentidos.

Por eso, aunque parezca extraño, a la vista de la imagen, a cada uno le habrá llegado una sugerencia diferente. Si bien los hay de diversos tipos, todas las libélulas son insectos, sin embargo, no todos las “vemos” de la misma manera.

Según el feng shui, cuando se posan en tu brazo o revolotean a tu alrededor recibiremos buenas noticias, incluso sólo verlas volando cerca significa que algo bueno va a suceder, especialmente en el área de los negocios. Algunos creen que el tatuaje de una libélula está ligado directamente a la creatividad y al lado artístico de cada uno de nosotros. En casi todas partes del mundo significan madurez y profundidad del carácter: simbolizan el cambio en la perspectiva de la auto-realización, la madurez mental, emocional y la comprensión profunda del significado de la vida. Según la biología, son insectos paleópteros, es decir, insectos primitivos que no pueden plegar las alas sobre el abdomen. Se caracterizan por sus grandes ojos compuestos y 360º de campo visual. Estos ojos multifacetados les permiten ver a su presa desde una distancia de hasta 12 m. Las libélulas no pueden caminar por la posición frontal de las patas, pero la forma de “canasto” de éstas y su velocidad de vuelo de hasta 80 km/h les permite atrapar a su presa. Casi toda su vida la pasan como ninfa, también feroz cazadora y forma inmadura que mora en el agua durante unos cinco años. La forma adulta, tan sólo seis meses. Se alimentan de mosquitos y otros pequeños insectos, como moscas, abejas, mariposas y polillas, hasta pequeños renacuajos y peces.

Desde la ecología sabemos que su hábitat natural se encuentra en las cercanías de lagos, charcos, ríos y tierras pantanosas, que las libélulas no pican a los humanos y son valiosos depredadores, ya que controlan las poblaciones de moscas y mosquitos, algunos de los cuales transmiten enfermedades. Nos damos cuenta, entonces, de que están en el grupo de los llamados “insectos beneficiosos para el ser humano”, hábiles controladores de plagas, y una especie animal más que debemos valorar y cuidar.

Foto: Rodrigo Luna