El destacado guitarrista de la escena del jazz contemporáneo argentino llega con su trío al Teatro de la Torre. En esta entrevista anticipamos el festival que se realizará durante dos jornadas en nuestra ciudad.
Lucio Balduini transmite serenidad. Una calma que se prolonga al momento de ejecutar su guitarra, logrando que luzca sencillo lo inimaginable al contemplar las melodías. Oriundo de Río Negro, uno de los mayores exponentes del jazz contemporáneo de la escena argentina, será parte de la primera jornada del festival Pinamar a Cuerda en el Teatro de la Torre. En diálogo con Pionero, nos contó sobre diversos aspectos que refieren a su trayectoria.
“Lo que más disfruto es estar tocando mis temas, enfocando la energía en la gestión y producción del proyecto personal. Es un año que brindó muchos frutos, la cantidad de presentaciones en vivo y los viajes que nos permitieron llegar a Mina Clavero, Santiago del Estero, Córdoba, entre varios puntos más del país que provocan un estado de felicidad”.
Sus primeras palabras tienen un causante directo en este 2017: la publicación de un disco de gran recepción en el ambiente, compuesto por once temas (entre ellos La rifa del viento y Para ir, de Luis Alberto Spinetta).
–¿Qué significa para vos El bosque brillante?
–Hace referencia a Bahía Manzano, una zona muy linda de la cordillera en Villa La Angostura, donde íbamos a pescar mucho con mi viejo. Tengo imágenes hermosas, muchas horas dentro de la lancha. Había determinados momentos del día que, al observar la bahía y el bosque, veías el sol atravesando los árboles, y siempre me llamó la atención cómo la luz desembocaba en el lago. Es un lugar muy particular, de vegetación muy tupida, que emana cosas increíbles. El bosque brillante es un homenaje a todo eso.
–El álbum fue concebido en formato cuarteto, sin embargo, a Pinamar llega en trío junto a Nicolás Pasetti (contrabajo) y Matías Crouzeilles (batería). ¿Resulta cómoda esa adaptación en el escenario?
–Personalmente empecé a sentir que tenía más libertad en ese entorno y había interacción más directa entre los tres. Los temas se interpretan perfectamente. En general se puede y pasan otras cosas que son interesantes. A su vez, es una oportunidad para explorar nuevos repertorios.
–Días atrás, un colega y amigo como es Jorge Armani te definió como el mejor guitarrista que él haya conocido. ¿Qué provoca en tu persona? ¿Sos consciente de lo que se genera con tu música?
–Jorge es el mejor guitarrista de jazz de los últimos 20 años en nuestro país, al que he escuchado y con quien pude tocar; llevó su arte a un nivel muy alto. Que él diga cualquier cosa linda sobre lo que yo hago tiene un valor inmenso y es un estímulo espectacular. Siempre es reconfortante escuchar que a la gente le gusta y le genera algo lo que uno hace. A su vez, uno lo hace porque lo tiene que hacer; a los artistas nos sucede así, no nos queda otra. Es una forma de vivir. Más allá de que el feedback sea bueno o malo, uno lo hace.
–Las críticas concluyen que tus melodías tienen ingredientes que viajan desde Egberto Gismonti hasta Bill Frisell. ¿Coincidís? ¿Considerás algún referente que te marque el camino?
–Evidentemente se escuchan en mi música. Es un camino que tengo que hacer, de a poco ir desprendiendo las ideas propias. Pero es lindo e inevitable que se reconozcan, ya que pasan por mi corazón y por el punto de vista técnico de mi instrumento, y sobre ellas uno ha trabajado mucho. Tengo muchos referentes; Armani es uno muy importante en todo sentido. No estoy pensando en no parecerme a uno u otro. Voy haciendo lo que me parece tengo que hacer con el corazón. Simplemente eso.
Lucio Balduini, junto a Nicolás Pasetti y Matías Crouzeilles, estará presente hoy, viernes, en la primera noche del festival Pinamar a Cuerda. “Va a ser un encuentro especial en un teatro tan lindo”, asegura, antes de cerrar su año con dos fechas en Buenos Aires. El bosque brillante, ese nuevo álbum que se reinventa en cada concierto, promete brindar momentos mágicos a quienes acepten la invitación.