Malainfluencia: ver para crear

Un grupo de 23 chicas y la profesora Alejandra Cornide le han dado forma a una ambiciosa empresa: la de ser mejores personas a partir del género pero sin llegar al fundamentalismo ni a lo partidario.

El incremento del uso de las redes sociales genera fenómenos a los que no estamos muy acostumbrados, sobre todo los que trabajamos en los medios tradicionales y obramos como disparadores de temas, noticias e información.

En este caso, nuestro interés tiene que ver con la irrupción en las redes de una expresión netamente pinamarense: se trata de Malainfluencia, donde a partir del videoarte se inició un proceso de transformación nada común. Todo comenzó con 19 integrantes a mitad de año y llega a inicios de noviembre con 23, lo que marca un cambio, si pensamos que muchos talleres naufragan por distintos motivos y no es frecuente que incrementen su volumen luego de varios meses de iniciados. Asimismo, otras mujeres se han sumando desde fuera con sus voces y su imagen, como “Silvana Migueles, Soledad García, Carina Rodríguez, Milva Rossi y muchas más”.

“Malainfluencia es un grupo de videoarte donde lo que se propone es una estética basada en una cuestión puramente de género, de empoderamiento, que tiene que ver con la conciencia de lo que significa ser mujer en este momento, y lo que ha significado serlo en otros. Buscando las propias respuestas sin ningún tipo de adoctrinamiento. La idea es darse cuenta de que hay cosas que hacemos que nos dañan como seres humanos pero resulta ser que en particular somos mujeres y que ese daño a veces tiene que ver con esa condición. Por ejemplo, una de las campañas que estamos haciendo es No seamos enemigas de nosotras mismas; tal vez el más común de los hábitos, que es esto de hablar mal de otra mujer utilizando los términos que cuestionamos a la sociedad que también los emplea”, cuenta la docente Alejandra Cornide.

El ser humano es el único ser vivo que tiene la capacidad de mirarse a sí mismo. El aprendizaje del teatro no hace mucho que empezó a ser considerado una herramienta terapéutica que, además de ganar confianza, mejora la autoestima. Esta breve y modesta introducción sirve para ver con mayor claridad el objetivo que persiguen la profesora y su inclaudicable grupo.

Una circunstancia fundacional iba a marcar el perfil de todo el desarrollo del proyecto, y es que al primer encuentro fueron 19 chicas y ningún varón: “En principio se presentó un proyecto para hacer un taller de teatro en el espacio cultural Corbeta XXI, que es totalmente gratis, una gratuidad que se extiende a todos los que integramos el grupo, ya que nadie paga ni cobra. Lo primero que apareció fue la vergüenza (estoy hablando de una franja etaria de 11 a 17 años) y se decidió darle inicio sin varones, para que ellas se sintieran más sueltas. Es teatro con danza, ya que es a lo que yo me he dedicado más específicamente. Entonces empezaron a soltarse, comenzaron a divertirse”.

Allí desapareció la vergüenza por el peso, por sus brackets o por el acné y le dio lugar a la adolescencia de cada una y del fenómeno de pertenencia a un grupo. Es cierto, la presencia de una inclusión masculina hubiera modificado la experiencia y se convirtió en un rasgo de lo que el grupo quiso materializar. Por otro lado, la docente entiende que hacer cultura es generar demanda, como primer paso; el siguiente es poder cumplir con esa demanda.

“Empezamos como un grupo de teatro. Como nos podíamos reunir solo un día por semana, por las diferentes actividades que tenía el espacio, elegimos los jueves. Como por la falta de recursos no se pudo disponer de un escenario, les propuse a las chicas cambiar el formato y hacer videoarte. Nos pusimos a investigar y les encantó. Como a mí también me gusta y disfruto de la edición, fue que nos complementamos y de ahí nació Malainfluencia”, relata Cornide.

El nombre proviene de un concepto escuchado al pasar por las chicas del grupo y atribuido como calificativo a un tema que ellas consideraban de modo opuesto. Como si fuera una mala influencia que una persona piense críticamente. Solas, las integrantes del grupo decidieron adoptar este nombre y lo resignificaron.

Tal como lo dice la docente: “Somos una mala influencia para la violencia, para la hipocresía, para la mentira, los estereotipos y la inequidad”.

El grupo mostró su madurez como tal ante los cambios de condiciones. Supo ser maleable para orientar su interés hacia el videoarte, dejando atrás la idea primigenia de hacer teatro y, luego, prescindiendo de un escenario adaptarse a ser Malainfluencia. Porque fue a partir de su transformación que las dos palabras se convirtieron en una sola, como el mismo grupo y en ser escrita con mayúscula por tratarse de un nombre más que propio. El grupo aprendió los principios de una filmación digna a partir del recurso más cercano, el celular, y también aprendió a que podía ser un núcleo afianzado y lo sigue siendo. Esta actitud les confirió la portación de una mirada artística que, más allá de lo técnico, se constituye en compromiso social y por lo tanto en una herramienta valedera para incursionar en el mundo y la realidad de hoy.

A paso medido y sin apuro, el grupo va cumpliendo con su objetivo, definido por Alejandra Cornide: “Que se cuiden entre ellas, que sientan que están haciendo algo valioso y que tienen algo para decir y que eso se puede decir de forma bella”.

Durante las clases bailan, hablan y se expresan y de a poco se transforman, cobran conciencia del valor de cada una, se fortalecen, se permiten algún desborde emocional o la catarsis lógica de darle rienda suelta a un estado de ánimo porque se saben contenidas. Nos invitan a acompañar su mensaje a través de Instagram y Facebook. El grupo crece y seguirá creciendo…

Agradecimientos

La docente agradece a quienes han posibilitado el uso del espacio cultural; a Florencia Nievas, una “inmensa persona y excelente maquilladora”; a Muriel Frega, con quien comparte la responsabilidad de ser Arte Galaxia; al hecho de ser hija del Teatro del Mar, y al grupo, que ha demostrado siempre un altísimo compromiso. Pero, por sobre todo, “el agradecimiento es para la educación pública, que permite este tipo de cosas”.

Aixa Lizarralde, Aldana Godoy, Ayelén Vera, Brisa Elorz, Camila Contreras, Camila Frutos, Emily Silva, Florencia Nievas, Jazmín Gigena, Jualiana Espinoza, Julieta Grillo, Jennifer Luna, Lara Sarverry, Lourdes Sandoval, Mara Arana, Martina Ramoz Becker, Milagros Ocampos, Nazarena Rodríguez, Nicole Giunta, Sabrina Farías de la Torre, Tiziana Sinise, Yanina Cristaldo, Constanza Rosales, Xiomara Sinise.