Mariano Gil y su eterna búsqueda

Desde su casa, según hacia dónde mire, puede ver tanto el Meditarráneo como la Serra Gelada. Hace cerca de ocho meses empezó con su guitarra un recorrido que le ha permitido conocer otros destinos y públicos diferentes.

Mariano Gil estuvo, el viernes pasado, dando un concierto en la Alhambra junto a Vivianna Giannaki en una experiencia que seguramente será inolvidable para ambos.

“Fue un concierto donde presentamos un repertorio de música medieval con canciones chipriotas, de Esmirna, sefardíes, que data de mediados del siglo XV y que es propia de los judíos españoles. El concierto fue trasmitido en directo, en streaming, a otros lugares de Europa de similares características. En la puerta de Famagusta, en Chipre, se puso una pantalla gigante y se pudo ver el concierto al igual que en Grecia”, señaló el músico, en referencia a su actuación en el Palacio de Carlos V.

El dúo viene de actuar en la Escuela Superior de Canto de Madrid, el pasado junio, en Londres, y en Heraclión, en Creta. También hicieron varias presentaciones en Chipre.

“Cuando uno está viajando no tiene ese tiempo de concentración para el estudio o la preparación de un repertorio. La semana que viene ya voy a estar más tranquilo porque, si bien tengo conciertos, éstos son en Altea y los alrededores. Por otro lado, estoy preparando un repertorio de tango junto al bandoneonista Orlando di Bello, un músico argentino radicado en Alicante. A ello se suman composiciones que tengo pendientes, interpretaciones con el ronroco y otras actividades que se fueron postergando en los últimos meses”, agrega.

Por otro lado, Gil, que continúa en una eterna búsqueda, entiende que siempre en cada recorrido aparecen nuevas canciones y gente nueva. Aparece el asombro propio de la novedad y esa nueva inyección que da encontrarse con un nuevo colega u otras canciones, otras vertientes. “Siempre es interesante trabajar para generar cosas nuevas”, admite.

Un rasgo notable de esta experiencia es que verbalmente, en casi todos los casos, la forma de comunicarse es a través de dominar el idioma inglés, pero, de no ser así, la carta de presentación entre los músicos es comenzar a tocar y dejar que fluyan los arreglos y algunas cuestiones de quienes manejan mejor esta forma de comunicarse, que no es para cualquiera. Esta conclusión surge luego de que Mariano le enviara los arreglos a un músico sin conocerlo, para un mes más tarde encontrarse y que la presentación haya sido escucharse mutuamente e interpretar al unísono.

Mariano Gil partió de Pinamar en marzo de este año y desde entonces no ha dejado de recorrer Europa tras haber hecho base en Alicante. Disfruta de la comida española pero extraña la buena carne. Desde su ventana puede ver el Mediterráneo y la Serra Gelada, pero asegura que extraña Pinamar. Mientras tanto, no deja de experimentar musicalmente e indaga en todo lo que se le cruza en el camino, desde una antigua música judía hasta los secretos de la lira y su particular forma de ejecutarla.