Medio siglo de crecimiento constante

En 2020 la institución cumple sus primeros 50 años de vida, de trayectoria intachable, donde algunas cuestiones han cambiado pero otras, como el compromiso diario, siguen inalterables.

Una institución se hace fuerte cuando su crecimiento es acompañado por su comunidad y las sucesivas comisiones directivas son probas y apuestan a futuro pero sin caer en la desmesura. La Biblioteca Popular Manuel Belgrano es un ejemplo de crecimiento sostenido y pujanza.

Una tarde de la semana pasada nos acercamos por curiosidad y notamos que el nuevo SUM está colmado de público, asisten a la proyección de una película imperdible, un relato autobiográfico del gran Franco Zeffirelli.

Mientras Mabel Cajal, la presidente de la entidad, permanece en el lugar de la población junto a la gente, Estela Manusia, la secretaria, se hace de unos minutos para hacer un apretado balance del momento actual de la biblioteca.

“El año vino difícil, al grado tal que tuvimos que prescindir de una persona porque nosotros precisamos el dinero porque tenemos que pagar sueldos y cargas sociales y el presupuesto se nos fue para arriba. Gracias a Dios, para junio pudimos terminar el SUM, ya que si nos hubiera agarrado la inflación grande quizás no lo habríamos terminado. De todas maneras, cuesta mantener todo, por supuesto, pero confiamos en que con la recaudación del Bingo y el aporte de los socios las cosas continuarán bien”, sostiene.

Se trata de mantener el equilibrio en el valor de la cuota, que hoy se eleva a unos mil pesos al año para el adulto y 500 para el cadete. La biblioteca es usada especialmente por los chicos; son ellos los que indagan en los textos o se valen de una computadora, o encaran un trabajo en grupo solicitado por su docente. Pero también están los adultos mayores. Una tendencia de usuarios que va en crecimiento y que ha determinado que la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares (Conabip), creara una capacitación bajo la temática La biblioteca y el adulto mayor.

Un ejemplo del papel integrador de la biblioteca lo constituye, por ejemplo, la película que están viendo en el interior del SUM. Analicemos. Es un entretenimiento cultural, es interesante, es gratuito, se desarrolla en un lugar agradable, donde se hacen amistades o por lo menos se interactúa con otra gente.

“Este año tuvimos El Taller de la Memoria de UPAMI, que es un proyecto conjunto entre la Universidad de la Atlántida Argentina y PAMI, donde reunimos a unos 30 alumnos, todos mayores, que organizaron un agasajo de fin de curso con entrega de diplomas. Podríamos decir que convocamos a los dos extremos de edad: el adulto mayor, por un lado, y el adolescente, por el otro. Ellos son los que más vienen”, agrega.

La secretaria analiza y se refiere a la franja etaria del medio, esa que no asiste a la biblioteca, y señala que a su criterio es por el sencillo motivo de que están criando a sus hijos, están ocupados en su trabajo y no tienen tiempo.

Este año será recordado como el del SUM, y el próximo, como el del 50° Aniversario.

“No digo que vamos a tirar la casa por la ventana, pero sí vamos a hacer todo lo posible por festejar con la comunidad. Todavía no hay mucho pensado, pero lo que sí estamos haciendo es una historia de la biblioteca en base a las actas. En una de las primeras, consta que se le pide al comisario Miguel Nazar que consiga una máquina de escribir; si es posible, donada. Vemos cómo personajes, como en este caso Nazar, han tenido tanto que ver con el crecimiento de la biblioteca. Todo se ha conseguido así. Éste es el trabajo de 49 años de comisiones que fueron teniendo algunas más y otras menos dinero pero que lo administraron con honestidad, cuidándolo, porque es de la comunidad”, concluye.