Mentoring: la experiencia e inspiración como claves para el crecimiento

Existen instancias en el ámbito laboral en las cuáles la ayuda, la guía o el acompañamiento de otra persona resulta fundamental, particularmente en procesos en los que estamos buscando un cambio y necesitamos un «pequeño empujoncito».

El mundo laboral y profesional es cada vez más complejo y por ello existen diferentes procesos que se pueden llevar adelante para que ese recorrido sea más fácil. Entre ellos las mentorías son una excelente alternativa que posibilitan mejorar las competencias personales y trabajar en las debilidades que pueda tener su proyecto o idea. Las mentorías pueden adquirir muchas formas y los mentores pueden dar una ayuda muy diversa en función de su perfil y de las expectativas de cada uno. Porque no están reservadas únicamente a los más jóvenes, ni a profesiones específicas. Cualquier persona, de cualquier edad, puede atravesar un proceso de este tipo apoyándose en la experiencia de un mentor. Sin dudas, contar con el asesoramiento de otra persona que a través de su experiencia y conocimiento nos posibilite desarrollar nuevas miradas y deshacernos de falsos paradigmas mentales que no nos permiten crecer puede marcar una gran diferencia.

La mentoría la lleva adelante un mentor que es alguien con experiencia que colabora para que una persona con menos experiencia gane precisamente experiencia y se desarrolle profesional o académicamente. Para eso a lo largo de diferentes sesiones, el mentoreado recibe recomendaciones y orientaciones para que pueda por sí mismo llegar a las soluciones. En el acuerdo inicial se abordan las intenciones y expectativas a corto y medio plazo de modo tal que el mentor pueda guiarte de la mejor manera. Y en ese intercambio el mentor le brinda diferentes herramientas para que pueda agilizar los logros. Para ello se fijan objetivos claros y alcanzables que permitan trazar un camino futuro.

Un buen mentor es quien desafía sin exponer a un fracaso seguro y quien puede ayudar a crear una estrategia adecuada y a establecer las acciones necesarias para alcanzar metas. Para ello ayudará al mentoreado a superarse porque buscará que pueda regular el esfuerzo que le dedica a su trabajo, sin caer en la zona de confort pero desafiándolo cuando vea que está perdiendo el impulso necesario para cumplir sus objetivos.

Al compartir su experiencia personal, un mentor siempre ayuda a encontrar las claves del éxito y evitar cometer algunos errores. De alguna manera los mentores son modelos a seguir que inspiran. También puede colaborar a generar contactos con personas clave y desarrollar un networking que es importantísimo para abrir puertas con profesionales influyentes.

Para elegir un mentor hay que conocer qué queremos desarrollar, cuáles son nuestras expectativas. Ello será fundamental para saber que perfil deberá tener tu mentor. Porque la mentoría es, ante todo, una relación y no basta con que el mentor supervise sino que se debe establecer una verdadera colaboración entre mentor y mentoreado.

A lo largo de mi vida profesional he estado de los dos lados. Tuve la bendición de contar con mentores que fueron fundamentales en diferentes momentos de ese recorrido. Y desde hace algunos años tengo la fortuna de poder acompañar a otros como mentora. Es un proceso que disfruto enormemente y en el cual sigo aprendiendo todo el tiempo, poniendo en duda mis propias creencias, ampliando mi capacidad de escucha y dejando también la experiencia muchas veces a un costado para dejarme llevar por la intuición y el desparpajo de quienes están empezando y donde el entusiasmo es el motor que posibilita esa relación.

Desde mi práctica laboral actual coordino diferentes programas de mentorías y coaching que ponen a disposición recursos, herramientas, experiencias y conocimientos para que se multipliquen a partir de un trabajo en común, compartido, personalizado y sobre todo sincero donde la confianza es la base del éxito del proceso.

Sin dudas el mejor logro es ver como crecen quienes te rodean y contribuir en una pequeña parte de ese proceso. Lo maravilloso es que en la mayoría de los casos hasta que no se logran los objetivos a veces no se reconoce el proceso como mentoring porque no siempre es formal. No importa el nombre o si es algo generado conscientemente lo valioso es hacerlo posible.