Moral y buenas costumbres…

Debo confesar que muchas cosas me inspiran, cualquier nimiedad puede despertar el interés de transformar una hoja en blanco en emociones plasmadas en tinta. Las ideas fluyen solas, a veces por algún disparador, otras miles, simplemente porque sí. Pero hay temas que motivan, dan letra y resuenan. Esta semana la noticia (que publicamos en esta página) sobre el escándalo en Necochea por las tres mujeres que hacían topless en la playa, realmente merece un espacio y replanteo de conceptos. Las chicas en cuestión no molestaban a nadie, simplemente tomaban sol y charlaban en su sombrilla cuando se vieron rodeadas de policías que, amenazándolas y pidiéndoles que se retiraran, les mencionan en un momento que estaban en contravención por “ofender la moral y las buenas costumbres”. Una de ellas, defendiéndose, les replicaba: “¿A quién ofendo? ¿No tengo derecho, al igual que los hombres, de tomar sol sin cubrirme el pecho? Esto es machismo”. La olla está caldeada en Argentina (y el mundo) con el tema del machismo y como consecuencia, luego del hecho ocurrido, los feministas que hacen punta en el país y algunas ONG que se ocupan de la temática de género salieron a difundir una protesta en contra de esta expresión de machismo. Acá podemos discutir si es necesario o no hacer un “tetazo en el Obelisco” como modo de protesta, o si sería más adecuado hacerlo en la playa, espacio que resulta acorde al hecho en cuestión. Quizás esa sutil diferencia determinaría un equilibrio en el mensaje feminista, para poder además ejemplificar mejor la diferencia entre exhibicionismo y libertad de expresión. Porque no es lo mismo estar en tetas en la playa que en el Obelisco. “Tetas tenemos todos”, replicaba una de las mujeres excluidas en Necochea. Respuesta, del agente policial que no tardó en llegar: “Pero usted ofende la moral y las buenas costumbres porque no a todos les gusta”. Y aquí es donde cabe preguntarnos: ¿De qué estamos hablando cuando hablamos de moral y buenas costumbres? ¿Cuándo se exceden los límites impuestos por la buena fe, la moral y las buenas costumbres? Buen punto para comenzar a reflexionar sobre los cambios que se vienen, el planteo feminista que aboga por los derechos de igualdad y los límites impuestos social-culturalmente. En mi caso, les quiero contar que hace 20 años vivía en Europa (Italia) y frecuentaba las playas de Francia (Costa Azul), donde era “común” estar sin corpiño, mujeres de cualquier edad. No eran playas nudistas, era en cualquier playa “socialmente aceptado” y sin la mirada inquisitiva e incómoda de nadie. Aun hoy es así, lo que demuestra que es netamente cultural y social. Sucede que cuando hay cambios, hay resistencia. Lo socialmente aceptado o “decente” ¿con qué vara se mide? Hay una gran diferencia entre una actitud provocadora y de exhibicionismo y la libertad de sentir el aire fresco en el pecho (bellísima experiencia). Acá, en las playas de Argentina, no tomo sol “sin corpiño” para no generar incomodidad a mis hijos, mi pareja, etc., por las miradas ajenas (acusadoras y acosadoras). ¡Pero en Europa me siento cómoda haciéndolo! Les aseguro que, de hacerse “costumbre” esta modalidad en nuestras playas, luego de algunos años lograremos que los hombres miren el agua y nadie juzgue de “pecado” al topless.

El hecho de Necochea destapó la olla de los prejuicios y sacó a lucir el discurso de la moral y las buenas costumbres de los argentinos, del que a la hora de vender alcohol a los menores, por poner un ejemplo, parece que nos olvidamos mitad de la letra.

Avanti, donne!