Nostalgia

Terminó enero, snif, snif. No es un simple mes, no es uno más de los doce, no son solo los 31 días que nos brinda, iniciándose con el reparador feriado del primero de cada Año Nuevo, con el clima cálido y sus tormentas cuasi tropicales que nos inundan, sino que es el mes emblema y sostén del resto del año para los que vivimos del turismo de verano. No se metan con enero.

Cada vez que finaliza el mes, siento cierta nostalgia, fundamentada, creo, en el efecto que produce en mí ver cómo se van los veraneantes, quienes supieron darle color durante su estadía, pero también cómo de a poco muchas de las acciones promocionales y culturales que tanto gustan a los turistas, también deciden irse (acá entran las privadas como las grasadas estatales). También se reducen los operativos y controles de seguridad. Es decir que al que nos visita en febrero, no solo le ofrecemos menos que disfrutar, sino que lo hacemos sentir más inseguro. Si a eso le sumamos que encuentra siempre un Pinamar que sufrió las consecuencias del inicio de temporada, lo cual claramente se ve reflejado en el estado que se encuentra en determinados sectores, digamos que es un cocktail que no invita a tener más turismo ni tampoco invita a defender las tarifas de nuestros productos y servicios. El gap que tenemos hoy entre los precios de enero y febrero es inentendible e injustificable. Nosotros mismos de a poco nos enterramos en este círculo vicioso.

Ahora, volviendo a enero, creo que nos dejó en banda este año. Nos dio la espalda y con razón. La ocupación promedio no superó el 65% y el nivel de consumo bajó notablemente. Esto entiendo que sea difícil de ver para algunos funcionarios y concejales que viven y vivieron siempre del ingreso estatal y no recorren o charlan con los que invierten y generan trabajo todo el año para ver un poco más la realidad. Solo se aferran a algunas fiestas privadas a las cuales son invitados para darle algún sentido de pertenencia, y a los únicos dos fines de semana donde vino más turismo, como para decir que la temporada fue muy buena.

No solo no fue bueno enero desde el punto de vista de la cantidad de turismo que nos visitó sino que fue lamentable cierto nivel del turismo y su capacidad de consumo. Esto es muy preocupante aunque sea minimizado por algunos y no les gusten determinadas opiniones, siendo consideradas como opositoras, en vez de ser un poco más receptivos y humildes. Creo que en realidad es por ignorancia que realizan esas declaraciones. Por ahí si tuvieran acceso a mayor lectura y cultura podrían tener mayor información con la cual fundamentar y decidir. La duda es la jactancia de los intelectuales. Para permitirse dudar, hay que tener mayor conocimiento. Cuanto más sabés, más dudás (ahora entiendo lo del veto de los centros culturales).

Enero es un mes bisagra en nuestra economía. Permite fundamentalmente equilibrar nuestras finanzas anuales y hacer cierto colchón para lo que resta de la temporada. Si estás leyendo y sos comerciante que no votó el aumento de tasas, hotelero, concesionario, etc., entenderás de lo que hablo. Si sos funcionario o concejal, dejá el Facebook un toque.

Seguramente recibiste la nueva tasa municipal. Lo que te pido es que la compares con el mismo período del año pasado, recorré Pinamar y después pensalo. No te olvides que el turista propietario no residente también recibió la nueva tasa municipal.

Enero recibió a los turistas con un Estado ausente en muchos aspectos y con un sector privado también deficiente en otros. Creo que la culpa la tenemos todos. Por un lado, no podemos permitirnos tener nuestras principales arterias en el estado en que se encuentran. Son la vidriera de las localidades. Avenida del Mar es un juntadero de basura y escombros, con la brillante idea de tener los contenedores de basura en medio de la avenida y con el pésimo servicio de recolección de residuos. Avenida Bunge, arena por todos lados, cordones despintados, veredas rotas y cestos de basura abiertos. Avenida Espora, rota por todos lados. Divisadero sigue intransitable durante las lluvias y una semana después. Víctor Hugo, bueno, qué te puedo decir más que el Far West es un salón de fiestas comparado con eso.

La realidad es que enero fue la consecuencia de una multiplicidad de factores. Estado ausente, privado deficiente, presión impositiva, inflación, matriz de costos por las nubes, turismo decadente.

Lo que tenemos que analizar es por qué llegamos a esta situación, pero no para buscar culpables (que de este gobierno no hay ninguno, ninguno, ninguno, ninguno, nin… gu… no), sino para ver qué oportunidades de mejoras tenemos y cómo vamos a aprovecharlas para poder tener un mejor Pinamar, que es en definitiva lo que muchos queremos. Hoy recuerdo con nostalgia aquellos eneros.