Pay per view

My Fellow americans, ahora todos somos unos expertos en las transmisiones pagas. ¿Querés ver algo? Pagalo, como corresponde.

Esta fiebre generada por la pelea entre Floyd y McGregor (nadie genera negocios como los americanos, sépanlo), que batió records en el mundo entero, hizo que en nuestro país, justo coincidiera la pelea, por la que debías pagar para verla, con el arranque de la súper liga de fútbol. Es así de simple. Arrancó la Súper Liga del Fútbol, organizada por unos cráneos futboleros y para nada capitalistas, que programaron todos los partidos de Boca y de River, de acá a fin de año, los domingos a la noche de 18 a 22 y a partir de noviembre de 19.15 a 23.30. Obviamente, todo esto se hace por el aroma de los billetes. River y Boca, que son quienes más rating tienen, jugando de noche, puede tener aun más que a la tarde. Imaginate qué aburrido que puede ser que la familia vaya a ver a sus equipos favoritos en pleno invierno, al solcito reconfortante de la tarde. Un garrón. Quién puede pensar que prefieren eso a las gélidas heladas de la tardenoche.

Eso sí, durante el gobierno de Ella también se hacía pero por razones políticas: entre el partido de Boca y el de River metían la impecable gestión de Recalde en Aerolíneas, las obras de Danielito en la provincia nunca terminadas, el programa 678 y toda una catarata de publicidad obtenida del manual de Joseph Goebbels, para mejorar el rating y convencer a la gente de lo lindo que era el kichnerismo. No les sirvió para nada por que se encontraron años más tarde con un grupo de ex top high schools que se estudiaron todo y entendieron cómo dar batalla.

Igualmente, siendo sinceros, hay cosas que no estudiaron sino que aprendieron a copiar, pero de los malos. Eso sí, por suerte este gobierno no hace de la televisión pública los que los K hicieron. Noooooo. Por supuesto que no. La mayoría de las publicidades que te obligan a ver no son estatales, para nada. Este gobierno tiene más de los K que los propios K. Ahora por suerte están evaluando la posibilidad de darle el fútbol gratis por un tiempo determinado, por ejemplo hasta después de las elecciones mínimamente, a aquellos ciudadanos pudientes que no pueden afrontar el pago del gas, de la luz, del agua (tienen que estar abrigados con diario debajo de la ropa, con velas y tomar agua de lluvia, por recomendación presidencial, así bajan el consumo). En realidad alcanzaría a todos y no sería una decisión para nada electoralista. Por supuesto que no porque solo Él y Ella hacían eso.

Lo que me hace reflexionar todo esto es si el fútbol debe ser gratis realmente. Primero te pido que por favor no empieces a romper los huevos con lo que se podría hacer con la plata de Fútbol Para Todos, porque te puede mencionar 20 situaciones en las que el Estado malgasta la guita y no te cuestiono esto ni lo pongo en tela de juicio. El gasto público no es un concepto lineal. Y sí, flaco, no podés pensar que los policías anden en bici para que con la guita que ahorran en combustible compren tizas para las escuelas.

El fútbol televisado, como cualquier servicio contratado, debe tener una contraprestación. Es decir, hay que pagarlo. Lo que resulta tema de debate es que, técnicamente, ¿los contribuyentes que pagamos impuestos no estamos pagando también para que nos den el servicio de fútbol? Esto me hace pensar que si yo pago mis impuestos puedo ver fútbol ¿y los que no pagan impuestos, no? (¿Debería haber una AFIP dentro de cada tele y, si no estás al día, te corta la transmisión?) ¿Podés meterte en una moratoria futbolera y ves solo algunos goles?

Esto creo que es un concepto equivocado por dos motivos. Si bien estamos en un país que respira fútbol y tiene una cultura futbolera arraigada desde las bases sociales, no es una prioridad ni un servicio esencial que debería prestar el Estado (además, terminemos con el chamuyo de la cultura futbolera, esto ya la propia sociedad se encargó de aniquilarlo).

El otro motivo es que, en cualquier economía libre y que fomente las inversiones y la seguridad jurídica, no puede el Estado empezar a competir en áreas que no le son competentes. Hoy tenemos muchas situaciones a resolver como para que se siguiera utilizando el programa estatal del Fútbol para todos, como eslabón de una cadena de corrupción y complicidad en todos los organismos, clubes y sindicatos que participaban de la torta.

Es cierto que tenemos el derecho a ver fútbol, pero también tenemos el derecho a ver series, a ver películas, a ver programas, a ver cualquier otro deporte, y no por eso debe ser gratis.

Creo que en parte el gobierno anterior pulverizó con fines políticos la concepción del sacrificio para obtener lo que uno desea. El Estado no es el padre de los ciudadanos. Pagás Netflix, pagás Direc TV, pagás Spotify, pagás servicios de icloud, pero ahora te cobran por algo que te gusta más que todo lo anterior y protestás.

Por qué no probamos con pagar y exigir un servicio de calidad, como deberíamos tener. Por qué no protestamos por el pésimo servicio de telefonía e internet que tenemos, pagando más que cualquiera de nuestros países vecinos. El árbol nos tapa el bosque, y a veces para ver el paisaje dentro del bosque hay que pagar.