Pinamar celebra la fiesta de la patrona de la Argentina

Una misa especial será oficiada el lunes próximo, 8 de mayo, a las 17.30 en Nuestra Señora de la Paz, una de las celebraciones litúrgicas más emblemáticas, por festejarse el día de Nuestra Señora de Luján, patrona de la República Argentina.

Evoca la coronación realizada en la misma fecha de 1887, ante altos dignatarios de la Iglesia Católica desde Roma y del Cabildo Eclesiástico Metropolitano, por el Papa León XIII.

Devino en una virgen muy querida para toda la feligresía de nuestro país, protectora de los transportistas y del camino, así como de la Policía Federal.

Podría decirse que la pequeña imagen (38 centímetros), modelada en arcilla cocida (terracota), que tiene el rostro ovalado, de color moreno, con los pies apoyados sobre nubes, desde las cuales surgen una media luna y cuatro cabezas de querubines, con sus pequeñas alas desplegadas, encontró su lugar a la vera del río Luján, a 67 kilómetros de la Ciudad de Buenos Aires, hace 387 años.

Un hacendado radicado en Sumampa (Santiago del Estero), llamado Antonio Farías Sáa, le había encargado a un amigo que residía en Pernambuco, Brasil, la imagen que representara la Inmaculada Concepción de María, con la idea de colocarla en una capilla construida en su estancia. Llegó a Buenos Aires junto con otra de la Virgen con el Niño Jesús y ambas fueron cargadas en una carreta para ser trasladadas a la localidad santiagueña.

La caravana se detuvo en una hacienda, conocida como la estancia de Rosendo, en Luján, y, cuando al día siguiente intentaron proseguir con el viaje, la carreta en que iba no se movía. Hicieron lo indecible para que arrancara. Bajaron la mercadería. Colocaron más bueyes. Todo fue inútil. Recién cuando probaron bajar la pequeña caja y que quedara sólo la otra, la carreta se puso en marcha. En ese instante comprendieron que sucedía algo milagroso: la Virgen no quería marcharse y tuvieron que dejarla en la casa más cercana, la de don Rosendo.

La noticia se propagó por toda la región y la gente empezó a viajar al santuario que le construyeron entre los pajonales de las pampas. Ahí estuvo hasta 1674, cuando una mujer que tenía gran cantidad de tierras a orillas del río Luján, doña Ana Mattos, viuda de Siqueyras, arregló con un cura que administraba los bienes de don Rosendo, Juan de Oramas, para llevársela a una capilla que erigiría a tal efecto. Y por dos veces la virgen misteriosamente retornó a su antigua ermita, hasta que las autoridades eclesiásticas y civiles que llegaron al lugar decidieron que debía ser trasladada en devota peregrinación. Recién entonces permaneció en su nueva morada, cuya propietaria donó en 1677 para que se levantara un templo, que fue el origen de la Basílica de Luján.

El padre Marcelo Panebianco aprovechará la misa del lunes en honor de la Virgen de Luján para reflexionar sobre la Oración por la Patria, que fuera modificada por el Congreso Eucarístico Nacional 2016 celebrado en Tucumán.
Dice:


Jesucristo, Señor de la historia, te necesitamos, para ser una patria fraterna y solidaria, para superar los desencuentros y unirnos caminando juntos, para construir entre todos el futuro con esperanza y trabajo, para actuar siempre en la verdad y la justicia, para incluir a todos y vencer las distintas formas de pobreza, para erradicar la corrupción en todas sus manifestaciones.
Jesucristo te necesitamos para promover la fe respetando las distintas expresiones, para defender la vida desde la concepción hasta la muerte; para cuidar la naturaleza, nuestra casa común; para convivir en paz con todos los pueblos de la tierra.
Todo lo pedimos confiando en la intercesión de la Virgen tan amada por nuestro pueblo y que nos acompaña desde siempre.
Amén.