Pinamar pagó cara la falta de obras

Tras la gran cantidad de zonas anegadas de Pinamar durante las últimas tormentas era inevitable hacer foco en el déficit de los desagües pluviales.

El agrimensor Erico Debisschop, de dilatada trayectoria en Servicios Públicos, hizo un breve análisis del faltante de trabajos en torno al manejo del agua de lluvia. No obstante contar con los caños y otros elementos, hay tareas que lamentablemente nunca se han realizado.
–¿Recuerda su trabajo realizado con los pluviales?
–Sí. Llegó un momento en que tuvimos tanto éxito que la gente hablaba bien de lo que hacíamos, hasta que apareció algún secretario que pensó que había que desviar la acción hacia otras cosas y me decían directamente “vamos a hacer otras cosas”.

–El tema de los celos y las envidias parece ser de siempre, ver cómo frena el progreso, la evolución. ¿No lo cree así?
–En la obra pública no se puede tener celos, hay que llevarla adelante y trabajar en equipo, no hay proyectos personales, y oponerse es hacerlo a un equipo de trabajo, al interés de la gente… No hay que poner los intereses personales delante de obras importantes, como desagües pluviales, el cementerio o el bulevar de la Avenida Bunge, o el de Intermédanos, donde se están poniendo dificultades no solo desde este gobierno sino de los anteriores.

–¿Es necesario proyectar nuevos pluviales?
–Muchas veces hay pluviales que están proyectados, preparados y no se continuaron y todavía la gente sigue esperando. Los compañeros municipales en muchos casos nos mandaban la gente quejosa a nosotros, pero como no nos dejaban participar de la confección del presupuesto nunca podíamos dar una respuesta, a tal grado que no teníamos la compra mínima de caños para ese año.

–¿Qué obras son las que le faltan a la red?
–No es tanto una red. Lo nuestro son tipo bolsones. La mayoría son obras chicas. Hay obras grandes que están inconclusas. Hay una casa que se inunda todavía en Azopardo y Rosales, Valeria del Mar, cuya obra no es grande y es una que están con las cañerías compradas, hay acopiados. Así como denuncian Fabio Alderete y los “viejos” de la Municipalidad, no se están haciendo las obras. Además de otros elementos que están a la intemperie. Tuve problemas con algunos secretarios de Altieri porque no les lucía a ellos, no les interesaba, buscaban otro tipo de obras.

–¿Se podría haber evitado la inundación que ocurrió en Pinamar?
–Sí. Están todas las obras diseñadas. Me entero también a través de mis ex compañeros de la Municipalidad de que les dicen “no me traigas nada de lo que está” y los mandan a nivelar. Ellos dicen que ya está todo nivelado, dibujado, pero no les interesa. Sí, les interesa hacer algo nuevo, por eso puede ser que no hacen los desagües pluviales en esta gestión, porque no mueven, tienen los caños y hay obras sencillas de hacer. ¿Por qué no lo hacen? ¿Por qué pasan todo un año sin hacer ni una?

–Dada su experiencia ¿es consultado asiduamente?
–Los únicos que me consultan son los de la planta estable. Cuando lo han hecho nos hemos mostrado a disposición, tanto yo como Nino Gabrieloni, como sucediera en Juncal y Costanera, inclusive el ingeniero [Javier] Mendía. Vamos en forma totalmente gratuita e inmediata. Yo no tengo problema, inclusive si hay que enseñarle a alguno a manejar niveles yo le enseño. Hay que preparar gente, si no va a haber que contratar.

–Si ya hemos dicho que todo esto se podría haber evitado y que hay material comprado. A su criterio ¿cuáles son las obras que habría que hacer primero, cuanto antes?
–Hay un expediente donde se mencionan esas obras, pero nunca hay una obra más urgente que otra. Cuando uno hace un listado de compra lo hace por lo que considera, en su momento, las obras claves. Que tiene que ver con las necesidades, las posibilidades económicas, con la posibilidad de maquinarias, con un montón de cosas. Entonces decide el equipo de Pluviales; el secretario de Obras Públicas, o quien corresponda, decide cuáles son las obras claves. En el listado hay obras previstas durante mi época, algunas posiblemente por Mario Ugartemendía y otras por Fabio Alderete y ese listado hay que cumplirlo. Yo diría que lo primero es cumplir con esa cantidad de obras, que son más de diez y hay que decidirse si las vamos a hacer con personal municipal aprovechando la experiencia de Veloso, de Giménez de los hermanos Bonomi, rearmar los equipos que ya estaban armados.

–¿Eso quiere decir que fueron desarmados de exprofeso?
–Sí, exactamente. Lamentablemente el pluvial tiene que existir siempre. Tiene que haber un equipo permanente de mantenimiento, se tienen que limpiar las cámaras. Hay que hacer un programa de limpieza para la cañerías todos los años. No con el desobturador que compró Beto Morales; hace falta uno fuerte como el que contrató [Juan] Santoianni en su momento y que manejamos con Nino Gabrieloni, similar a los que se usan en Buenos Aires.

–¿En alguna ocasión se hizo eso?
–Una sola vez y no se hizo más. Tengamos en cuenta que hay más de 11 mil metros de cañería instalada, así que da para hacer un programa de limpieza.

–¿Qué piensa del Concejo, que no muestra mucho interés en el tema?
–Tiene que ser un concejal al que le toque de cerca el tema. Cuando sale el sol se olvidan de todo. La gente inundada está sola, y si tiene una gestión municipal que no se compadece está sola del todo. Yo aprovecharía la ingeniero Mendía, quien tiene experiencia. En un momento él me contrató a mí y al ingeniero Miguel Avendaño. Realizamos un trabajo muy importante en el barrio San José. Allí empezamos con el primer cordón cuneta, y era la época de Mendía. Se hizo un 90% del total que se tendría que haber hecho.

La gente se preocupa cuando se está haciendo la obra con el tema de que el agua no se vaya a la playa. Una vez que la obra funciona y lo ven, la gente se olvida totalmente. Hay que tener ese coraje y esa decisión de decir “sí, lo vamos a hacer”.
–Siempre menciona a Gabrieloni, entre otros. ¿Era otra gente, otro compromiso que se daba en esa época?
–Éramos varios: estaba Víctor Pardo, Alejandro Ventoso y muchos otros que nos juntábamos a tomar un café y nos planteábamos qué hacer con una determinada cuenca. Cuando Gabrieloni es nombrado secretario hicimos una buena dupla, para colmo él es un exquisito y le gusta hacer las cosas bien.

–¿Se acabó esa generación de funcionarios?
–Sí, para mí sí. No hay más y que no se ofendan los que están ahora. Está Juan Barbieri, Juan Roldán; algunos no están más, como Cacho Esganián… No creo que se repita pero de todas formas hay que intentarlo. El compromiso se logra desde la gestión. Si la cabeza hace sentir al personal que también es un vecino y da ese mensaje, puedo asegurar que la planta permanente responde.

SOBRE LO LLOVIDO...
Una semana atrás, locales y turistas se vieron sorprendidos por la incesante lluvia, el viento y el granizo que durante una hora y media azotó Pinamar. Setenta y cinco milímetros después, litros y litros de agua escurrida de los pisos, cabe la pregunta de si se podría haber evitado el caos que desató esta lluvia en Pinamar.

Si bien es cierto que la cantidad de agua caída en el corto espacio de tiempo fue absolutamente inusual, no es menos cierto que la lluvia que se dio dos días después dejó calles anegadas otra vez, así como viene sucediendo con cada tormenta. Por ende, es posible pensar que, más allá de las condiciones climáticas inesperadas, algo estaría sucediendo con la infraestructura pinamarense.

Hace algunos años, allá por la gestión Muriale, surgía como noticia que se estaba trabajando en la remediación de las cuencas internas, con el objetivo de resolver las inundaciones que comenzaron a verse en algunos lugares dentro del Partido de Pinamar, cada vez que caían algunas gotas de lluvia. Se pudo ver a la entonces funcionaria Raquel Bravo Almonacid explicando la necesidad que tenía el Municipio de realizar estas obras para que no se acumulara el agua de lluvia en esas zonas. Con esta idea, desde el Honorable Concejo Deliberante se aprobó la oferta única en licitaciones públicas y privadas realizadas para comprar caños y otros elementos fundamentales para la concreción de estas obras. Por otro lado, también por ese entonces, se asignó a un grupo de empleados municipales a lo que se denominó área de Pluviales; esta cuadrilla tuvo como objetivo mantener las bocas de tormenta y todas las conexiones pluviales en buen estado y, sobre todo, limpias. En ese caso, nuevamente se pidió al HCD que aprobara la adquisición de un desobstructor, para mejorar la labor diaria y no depender de la colaboración ni de otros municipios ni del ámbito privado. En aquella ocasión, también los concejales entendieron las explicaciones otorgadas, y dieron su aprobación. El tiempo pasó, Hernán Muriale renunció, Pedro Elizalde asumió y si bien algunas de esas obras se realizaron, otras quedaron en el tintero. Del equipo de Pluviales ya no quedan ni los recuerdos y del desobstructor quién sabe. Hace poco más de un año una nueva gestión llegó, por lo que, con un nuevo secretario de Obras y Servicios Públicos, se volvió a hablar de las obras para remediar las cuencas, se compraron más caños, y todo aquello que se pidió para resolver el problema que parece complicarse con cada lluvia.

Está claro que el conflicto no es de hoy, pero también es cierto que a pesar del constante “Cambiemos” las cosas parecen permanecer igual que siempre, e incluso, en algunos casos como éste, peor. Las obras no están hechas y la ciudad se sigue inundando, porque además las ramas y la basura se siguen acumulando en las calles, esperando meses a que el servicio del 147 se decida a responder los reclamos, por lo que el escenario va empeorando con cada tormenta y el correr del tiempo.

La última lluvia dio la posibilidad de culpar al clima por lo abundante y breve, pero las excusas se van acabando para una administración que ya no tiene la devoción de una comunidad que ha superado el período de enamoramiento inicial y que, ahora, espera resultados.