Un viernes de abril, los miembros de la Comisión administrativa de la escuela Modelo de José Mármol, en la provincia de Buenos Aires, reunieron al alumnado femenino de secundaria para hacerle saber que “la pollera está muy corta, generan malestar, hay malos comentarios, etc.”, según trascendió en diferentes medios nacionales. El mensaje fue direccionado con la intención de evitar el acoso y abuso sexual sin reparar en que el mismo mensaje contenía sexismo. La respuesta no tardó en llegar. El lunes siguiente, 16 de abril, los alumnos varones del colegio privado decidieron manifestarse en apoyo a sus compañeras mujeres y lo hicieron de forma irónica y creativa. Se intercambiaron uniformes, los chicos con las polleras a cuadritos y tableadas, y las chicas, con los uniformes masculinos. Las fotos que publicaron en redes sociales tuvieron repercusión y el mensaje fue claro: “Hoy, los alumnxs dieron cátedra de valores, la ropa no tiene género. Las polleras no tienen que estar más cortas. Los ojos deben mirar para otro lado; y las bocas, por favor las bocas, cerrarse. Este es un camino largo aún pero no bajamos los brazos. Hoy se vivió una experiencia que rompió con la estructura de lo cotidiano, hoy el colegio cambió”, escribió en su cuenta de Facebook Matías Caravaca, alumno de la institución. Este mensaje no fue ni es exclusivo del mencionado colegio, como así tampoco el método de reclamo de los jóvenes, que ya tuvo precedentes, por ejemplo en 2016 fue el “Pollerazo del Dorrego de Morón”, uno de los colegios públicos más tradicionales de ese partido. “Que nos digan que no podemos venir con polleras por arriba de la rodilla para no ‘provocar’ es una visión machista como la que usan a veces para justificar una violación”, confió Lucila, una de las alumnas de quinto año del Dorrego, en ese entonces. Esta vez, los jóvenes de otro rincón de Buenos Aires renovaron el mensaje “porque si los hombres pueden usar pollera sin que se los acose, el problema no está en el pedazo de la tela”, escribió una de las chicas que asiste al colegio y se sintió satisfecha por el gesto de sus compañeros varones.