Ponciano Cárdenas acerca su arte indoamericano a Pinamar

Siguiendo con su línea de buen gusto y dejando una huella profunda en su prédica por el arte, Teresa Nachman se complace en presentar otro nombre de fuste dentro de su clásico ciclo.

Teresa Nachman y la Galería Hoy en el Arte inauguraron el jueves 16 en el Playas Hotel la muestra del artista Ponciano Cárdenas, sobre quien el argentino Héctor Francia comentó en 1968: “En Ponciano Cárdenas, hallamos que su condición de nativo lo mantiene sujeto a un sentido nacional del planteo expresivo, sin apartarse del preludio teórico que lo emociona. Su imagen se produce dentro de un argumento plástico geometrizante de riguroso equilibrio clásico, manteniendo a la forma un poco encerrada en sus valores naturales, como si no pudiera romper los lazos embrionarios que lo unen a los orígenes de los símbolos que se propone plasmar, lo que da a su obra un sensible aspecto de friso”.

La obra de Ponciano Cárdenas se encuentra cargada de significado: cada uno de los elementos plásticos que construyen sus composiciones responde a un símbolo. Dentro de ellos, podríamos citar sus soles, toros, perros, halcones, la familia y los hijos. En todos los casos estos símbolos hacen referencia a la exteriorización de su identidad, su historia. Un punto a destacar es el tratamiento que recibe la figura de la mujer en relación a la maternidad, o mejor dicho a la fertilidad en referencia a la madre tierra, a la madre suya y a la madre de sus hijos. La mujer como símbolo lo inspira y emociona. Así podemos observarlo en El muro de los partos, de 1981.

Ponciano trabaja con una paleta baja: los matices varían en sus tonos hasta el empaste donde predominan los grises de color. En su obra se puede observar el gran compromiso que siente un pintor con sus orígenes. Pinta lo que siente, pinta su identidad. Su trabajo es materia y espíritu lleno de misterio.

Cárdenas, es argentino naturalizado. Cursó estudios en la Escuela de Bellas Artes de Cochabamba obteniendo el título de profesor de pintura y en la Escuela Superior de Bellas Artes Ernesto de la Cárcova, de Buenos Aires, de donde egresó como profesor superior de decoración mural. Asistió a talleres dictados por Raúl G. Prada y Alejandro Guardia. Está radicado en Argentina desde 1952, donde se desempeña como profesor de arte.

En 1966 ingresó como artista exclusivo de la mítica Galería Wildenstein. Numerosos son los premios y distinciones, como asimismo en las colecciones públicas y privadas en las que se encuentra representado. Su obra, temperamental e intensa, parece brotar de la propia tierra. América cobra sentido e identidad a través de su arte, que comienza por el propio contenido. Único argentino ganador del Simposio de Escultura de Hamburgo en donde participaron artistas de Suiza, Italia, México, Rusia, España, entre otros.

Es Premio Único a Extranjeros en pintura y dibujo (Buenos Aires, 1966), Segundo Premio en dibujo del Salón Municipal de Buenos Aires (1967) y Segundo Premio Nacional de Pintura (Argentina, 1975). Fue invitado a ser jurado de la Bienal de Maldonado (Uruguay, 1977).