Relanzan el programa de Familias abrigadoras

A nivel local, la licenciada en psicopedagogía Claudia Momblanc, la licenciada en psicología Maricel Usano y el abogado Cristian Gabito llevan adelante el proyecto.

Solemos rasgarnos las vestiduras cuando hablamos de solidaridad: el argentino es solidario, el pinamarense es solidario. Juntamos ropa para los inundados, salimos corriendo a apagar el fuego y todos publicamos las fotos de los perros y gatos perdidos, pero la gran pregunta es si somos tan solidarios cuando no nos resulta tan cómodo. Es simple revolver el ropero, fue sencillo llevar agua a los bomberos y no hay dudas de que, sentados frente a la compu, somos unos campeones. La cosa es que la solidaridad es un poco más, es brindar aquello que nos cuesta, compartir lo que tenemos, no lo que nos sobra.

El 20 de noviembre fue el Día Internacional de los Derechos del Niño, y en conmemoración de esta fecha, desde la Dirección del Observatorio de Violencia y Adicciones (OVA) se relanza la Convocatoria de Familias Abrigadoras, un programa en el que familias voluntarias abren las puertas de su hogar para alojar transitoriamente a niñas, niños y adolescentes que se encuentran con derechos vulnerados y que no puedan permanecer en su medio familiar, procurando evitar los efectos de la institucionalización. Apunta al cuidado personalizado y a garantizar el derecho de vivir en un ámbito familiar.

Claudia Momblanc señaló al respecto: “Esta semana se intentará concientizar y sensibilizar a la población pinamarense con respecto a una problemática de características muy complejas que tiene que ver con la protección de la vulneración de los derechos de los niños y con la restitución de esos derechos. El objetivo principal de la familia es abrigar a todos sus miembros, desde el amor, desde la ternura, desde el cuidado y ese es el propósito del lanzamiento de esta campaña, Familias abrigadoras, para que la comunidad se involucre y se comprometa con la infancia. La familia que asume el rol de abrigadora tiene por fin garantizar los derechos del niño aquel que se ha visto privado de sus derechos elementales. De esta manera, se evita que los niños que padecen vulneraciones ejercidas por las figuras parentales, y que deben ser alejados temporalmente del hogar familiar, sean trasladados a hogares convivenciales fuera de su lugar y red de pertenencia”.

La licenciada Maricel Usano refuerza el concepto: “Este programa va articulado íntimamente con el Servicio de Protección, porque los niños beneficiarios de una familia abrigadora son aquellos que hayan transitado una situación de vulneración de sus derechos, y por lo que hayan sido transitoriamente separados de sus lugares primarios, por no haber presentes otros adultos cuidadores saludables. Es entonces que el servicio necesita contar con algunos efectores, o miembros de la comunidad que hayan sido postulados y capacitados para abrigar a un niño con esa situación, por un plazo determinado de tiempo”.

Este tipo de medidas surge sobre todo en lugares como el nuestro, donde, por tener un alto nivel de migrantes, la mayoría de las familias están solas, es decir no tienen familia ampliada (tíos, abuelos, etc.) donde el niño vulnerado pueda ser contenido. Para evitar que esos niños recaigan en los otros efectores, es decir, las instituciones, es que surge este programa.

“Es importante aclarar que estos niños son vulnerados en sus derechos por miembros de su propia familia, por lo que, además de la intervención del Servicio Local, interviene un juzgado de Familia. Por esto, la familia abrigadora tendrá que tener amor, contención y un apego especial para poder abrigar a alguien por un determinado tiempo, y esto último es fundamental. Se trata de una medida temporal y no la antesala de una adopción. Se trata de una muestra de amor extrema, porque se genera un vínculo de cariño entre la familia y el niño, pero es por un tiempo limitado (180 días)”, agrega Usano.

“Por eso, el equipo de profesionales que va a recibir a estos voluntarios va a trabajar mucho para capacitarlos porque se requiere de habilidades y de tolerancia, porque hay que entender que esto es una medida transitoria. Mientras tanto, los otros efectores administrativos y judiciales también van haciendo su trabajo con esa familia que ha quebrantado los derechos del menor, o ver qué otro destino se le da al niño a partir de allí”, señala Momblanc.

A partir del abrigo pueden suceder dos cosas: o se trabaja en la restitución de los derechos, se trabaja con la familia de origen y puede regresar al hogar a convivir con estas figuras, o se pasa a otra situación, que tiene que ver con la situación de adoptabilidad del niño, y ahí se pasaría a otra etapa. Según lo que indican las mismas profesionales responsables del programa, en nuestro municipio siempre fue muy difícil encontrar familias con estas características y que se sostengan en el tiempo. Es por esto que a pesar de que el registro de familias abrigadoras empezó en junio, hoy se quiere ampliarlo. ¿Somos solidarios? ¿Somos capaces de brindar esa clase de amor?

La inscripción para ser considerado como posible “familia abrigadora” será realizada en sede del SLPP de Pinamar, sito en Rivadavia 1304, los días jueves, de 8 a 10 y de 12 a 14. Los requisitos básicos son:

  • Ser mayor de 21 años.
  • No tener antecedentes penales.
  • No estar inscripto en ningún registro de adopción ni tener voluntad adoptiva.
  • No ser deudor/a alimentario.
  • No tener denuncias por violencia familiar.
  • Vivir en el Partido de Pinamar.