Sale off!

Argentina está muy cara. Hace varios años que venimos con una inflación insostenible para cualquier economía del mundo. Decí que nosotros los argentinos somos como el junco que se dobla pero siempre sigue en pie. Suerte también que nuestro presidente Mauricio empezó a cumplir algunas de sus promesas de mejorar la economía que dejó Ella. Se lo tomó tan a pecho que hasta le ganó en el record de inflación en un año. Ella 39%, Mauri 40%. Eso me gusta del Pro, que ellos lo que prometen lo cumplen, no te mienten descaradamente y ni te dicen lo que querés escuchar con tal de llegar al poder (manual de la escuela política argentina).

Pinamar está caro, pero no más que Argentina, con lo cual no le atribuyo a esta variable económica que sea la responsable de la mala temporada que estamos teniendo. El hecho que haya prácticamente todos los días diez kilómetros de cola para ir a consumir desaforadamente a Chile, como si estuviéramos presenciando épocas apocalípticas, o que Punta del Este y algunas ciudades verdeamarelas tengan record histórico de turismo argentino, no es consecuencia de que Pinamar esté caro. Vamos che, que el árbol no nos tape el bosque.

La temporada claramente muestra que la gente no eligió Pinamar. Tener en promedio la mitad de las plazas hoteleras vacías o la mitad de los restaurantes trabajando con capacidad ociosa, creo que en principio son motivos suficientes y valederos para definir que es mala, por no decir pésima. Pero watch out my friend! No es que los cansados residentes argentinos no se fueron de vacaciones, sino que no quisieron venir a nuestra ciudad. Es decir, la plata está, solo que no la trajeron para acá. Lo que me llama poderosamente la atención y me resulta muy raro es que con la espectacular, y única en su clase, promoción turística que hicieron desde la Municipalidad durante todo el año de nuestra ciudad no hayan venido. Por ahí promocionaron otra ciudad y la está rompiendo ahora. Avisen y vamos.

Pero creo realmente que el problema es en la situación que hoy encontramos a Pinamar. En sí a todo el partido, y somos mayormente todos culpables, aunque el primo de nuestro presidente lo haya encontrado muy bien (que vaya a timbrear a Ostende Hollywood). Existieron tiempos mejores, mucho mejores, donde Pinamar era sinónimo de calidad turística, servicio y fundamentalmente exclusividad. Esta última cualidad justifica la mayor parte de nuestra historia económica. ¿Por qué pensás que en Pinamar siempre pudimos cobrar precios en todas nuestras opciones hoteleras, gastronómicas, de playa o de venta al público por encima de los valores de mercado o plaza? ¿Por el mar turquesa? Entiendo que es el mismo en toda la costa atlántica. ¿Por el color blanco de la arena? Entiendo que es la misma que en toda la costa atlántica. ¿Por el escaso viento? Entiendo que sopla igual.

¡No! Nos eligieron siempre porque esta ciudad estuvo muy bien pensada, diseñada y desarrollada desde sus inicios, donde la encontrabas siempre cuidada, limpia, donde el público que la visitaba, además de valorar todas estas virtudes, tenía un sentido de pertenencia, sentía que venía a un lugar para pocos (además de que eran mucho más educados que los actuales turistas K). Toda esta concepción y puesta en práctica de Pinamar logró atraer inversiones cada vez mayores y de mejor calidad, y por consiguiente atraía a un público cada vez más exigente pero con mayor capacidad económica. Así pudimos crecer año a año. Pinamar cobraba más que cualquier otra ciudad, pero el servicio que daba se correspondía, y de esta forma marcaba la tendencia del público que quería y estaba dispuesto a recibir. Biaggio come back!

Obviamente, el desarrollo urbano en este tipo de ciudades es inevitable, pero acá hace años que se abandonó toda la política urbanística, y cuando algunos sectores intentaron marcar la diferencia, no se los acompaño. Pinamar se fue derrumbando de a poco, a tal punto que la ciudad hoy se encuentra desordenada, sucia, desprolija, con obras sin terminar, asentamientos, publicidades estatales baratas en pleno centro (se quejaban de El y Ella pero en Av. Bunge están todos los ministerios, policía, Guardia Urbana, y hasta un consultorio móvil de Zoonosis). Esto no lo ves en ninguna parte del mundo. Deberían invertir en su propia gestión con fondos propios y viajar un poco más, así poder hacer algún tipo de benchmarking turístico.

Hoy la imagen que la gente puede tener de Pinamar como primera impresión cuando llega a nuestra ciudad no es la que deberíamos tener en principio si queremos, como dijo Iván, “volver a ser lo que los pinamareses en nuestro orgullo sabemos que podemos ser”, ya que encuentran la Terminal de Ómnibus importada del Partido de la Costa, la venta ambulante en playa que deja mucho que desear en cuanto a la imagen para lo que queremos de Pinamar, el avioncito con parlantes, un elegante trencito en pleno centro al mejor estilo Saint Bernard (la idea es buena, pero el lugar fue pésimo), esquivando todo el espacio público invadido y finalizando con la obra maestra, el mejor espacio que tenemos como postal al ingreso de la ciudad, que es, por su apariencia, infraestructura y cuidado, Estudio Playa, o espacio Mc o Bunge y Playa. Digno de admiración.

Si no mejoramos nuestros servicios y la calidad de nuestra ciudad, no podemos pretender incrementar la cantidad y calidad de los turistas. No podemos esperar diferentes resultados si hacemos las mismas cosas todos los años. Por eso hoy Pinamar está de remate.