Saliendo de la zona de confort

El tango, nuestro folclore y el virtuosismo de un gran artista cruzan el Atlántico para vivir el sueño de arriesgar y mostrarse en otros escenarios más remotos, como Madrid, Toulouse o Bucarest.

A estas alturas, con la salida de esta edición, Sebastián Giamberardino, músico pinamarense que surca entre los diferentes ritmos argentinos, se habrá ido a probar suerte por otras tierras.

El 25 habrá tomado un avión con rumbo a Europa como parte de un viaje que como artista venía postergando, que se debía, y este año decidió encararlo. Extrañamente y a diferencia de otros jóvenes que han hecho esta misma experiencia, Sebastián arranca un viaje aleatorio. Claramente, como otros antes que él, en medio de este mundo globalizado y de redes sociales, sus contactos por todo el mundo le brindaban la posibilidad de haber ido con una gira programada; sin embargo, prefirió dejarlo fluir, con muchas puntas y conexiones, pero sin una organización previa. Muy en el estilo argentino, este artista se propone improvisar, con ciertas certezas, pero prefiere ir viendo cómo se presenta el viaje.

La música, esa gran compañera de su vida, le procuró los conocidos y amigos que fueron armando este periplo, que se dio así, sin fechas pero con algunos lugares, ciudades donde debe presentarse, como Toulouse, Madrid, Bucarest. Pero sin saber si terminará en un bar, en el auditorio de una facultad o en una reunión familiar en la que disfruten de la música de tango. Sin expectativas y con la idea de disfrutar de todo el proceso, tranquilo, sabiendo que es algo que debía ocurrir.

Frente a esta gran oportunidad que se le presenta, la pregunta obligada es si volverá, ya que son muchos los jóvenes que han encarado estas fronteras y han decidido no regresar. Pero Giamberardino es categórico, el 20 de septiembre volverá, enriquecido, pero de vuelta. Convencido, porque, en sus palabras, es “muy de acá”, pero quiere hacer una experiencia. Además también pretende armar un circuito más comprimido para repetirlo año tras año. Con mucha tranquilidad, con la seguridad de sus contactos, de sus conocimientos, de su música, Sebastián Giamberardino pretende con este viaje, además de hacer su experiencia personal, abrir caminos, generar nuevos horizontes para los años venideros. Analizando sus planes parece ser que, si bien tiene la idea de improvisar el viaje, quizás sea más organizado de lo que él mismo piensa.

Cuando alguien se anima a dar el salto, hay una parte del que se queda que también da el salto, aquel que tiene el arrojo de probar suerte en otros lados sale de su zona de confort, se atreve a ir más allá.

A pesar de mostrar esa valentía que lo hace aventurarse en un viaje de estas características, recorriendo su carrera Giamberardino asegura haber tenido mucha mala suerte. “He estado en lugares en donde se abrían infinidades de puertas y a mí no se me abrieron, no me tocó. Después aprendí que ser austero, no venderse, era muy perjudicial, más en el ambiente artístico, donde tener el producto necesariamente va de la mano de saber venderlo”, dijo al respecto. Como parte de ese aprendizaje, el músico contó que este año trabajó con un productor, quien le explicaba cosas que él no entendía. Consideraba que solo era cuestión de tocar su instrumento y dejar que las cosas surjan; sin embargo, descubrió que no era tan sencillo. Aún así, con el camino elegido, hoy se siente genuino, ve que no ha “transado”, porque sabe de artistas que están en primera plana por acuerdos políticos, en donde es más el acomodo y saber cómo venderse que el mérito en sí mismo. Hoy por hoy “sé cómo me manejo y me da tranquilidad. A veces siento que patino porque intento venderme de una manera y patino, entonces corrijo, pero todo se aprende”.

Con esta conciencia de sus limitaciones, sabiendo que su ser es más cercano al instrumento que a la venta de sus shows, cuenta que tal vez sus elementos efectistas tienen más que ver con el repertorio; si bien el suyo es extenso, suele decidirse dos horas antes, percibiendo el público al que estará dirigido, teniendo en cuenta sus posibles gustos.

Quienes no se acercaron este último fin de semana a la Casa de la Cultura de General Madariaga deberán esperar hasta después del 20 de septiembre, porque ya hoy Sebastián Giamberardino está en Madrid, recorriendo, disfrutando y difundiendo nuestra música por esas tierras, sintiéndose en paz con su propio estilo, con su manera de hacer las cosas y sobre todo con este salto que ha encarado para salir de su zona de confort.