“Se hicieron obras importantes y que costaron mucho”

Así lo manifiesta Luis Lacave, quien ocupara una banca por el vecinalismo a lo largo de casi dos décadas. La visión de un hacedor del Pinamar fundacional.

El reconocido vecino don Luis Lacave participó de la ceremonia de jura de los concejales y el intendente. Desde el conocimiento y la experiencia, habla de otros tiempos y analiza el presente.

–¿Cómo vivió el otro día lo del Concejo?
–Muy bien. Yo sigo yendo al Concejo todas las veces que puedo, sobre todo en estas ceremonias, porque lo que aprendí en los años que estuve ahí es que tenemos que hacer lo posible para revalorizar ese tipo de actividad, el Concejo Deliberante, porque es donde están reunidas todas las ideas políticas de la localidad y es donde se discute sin un patrón de ideas. Con esto no quiero decir que el Departamento Ejecutivo sea absoluto pero lo que pasa es que ahí las ideas no son tan fluidas, de distinta tendencia; en cambio, en el Concejo sí, pueden salir cosas muy buenas. Inclusive uno aprende del otro, mientras que cuando hay una sola orientación no se escuchan otras campanas.

–¿Cuándo estuvo en el HCD, en qué época?
–Yo estuve desde 1991 a 2007, cerca de 20 años. Me tocaron épocas en que en Pinamar se hicieron obras importantes y que costaron mucho, en cuanto a tiempo, inversión y lucha. La terminal de ómnibus, el cementerio, el gas, fueron cosas que costaron mucho por distintos motivos pero se lograron.

–¿Era una época donde había otro tipo de entidades intermedias?
–Se actuaba mucho. Hoy en día también se ven… Por ejemplo yo veo que los hoteleros están un poco más fuertes, por lo que escucho, pero lo que falta en Pinamar es una sociedad de fomento. No es que falta, sino que tendría que tener más vida, más contacto con la Municipalidad, porque la Sociedad de Fomento es una extensión de la Municipalidad. Yo creo que tienen que trabajar hermanadas con la Municipalidad porque sería de mucha ayuda. Imagine que hay una placita y se necesita la atención de alguien que riegue, rastrille, y la Municipalidad realmente no lo va a poder hacer con regularidad, lo puede hacer una o dos veces, mientras que con un pequeño convenio con una Sociedad de Fomento eso se puede lograr. En Mar del Plata, antes, por lo menos, las sociedades de fomento barriales tenían vinculación y se hacían cargo de muchas cosas que, por la extensión de la ciudad, el gobierno no podía hacer.

–¿Cómo recuerda las instituciones al inicio de la gestión vecinalista?
–Yo siempre recuerdo que cuando comenzó el gobierno se entregaron una gran cantidad de banderas porque las instituciones no contaban con ellas.

–¿En la gestión de Altieri, Pinamar se hizo grande…?
–Hay que reconocer eso. A veces, cuando escucho que en Ostende antes no se hacía nada, me duele un poco, porque cualquiera que ha vivido acá desde hace 40 años sabe que en Ostende no había una calle abierta. Se hizo un cambio. Lo que pasa es que es una evolución permanente. Hoy es muy lindo. No es producto de un gobierno. Es una sucesión, y yo creo que hay que entenderlo así. No hay que despreciar lo que se hizo antes. Es como escupir para arriba, pero es la política nuestra, nuestra forma, de no reconocer lo anterior; siempre lo que hace uno es lo mejor.

–¿Cómo ve el tema de las críticas encendidas, de la discusión?
–Si alguien tiene una crítica y realmente es escuchable, hay que hacerla oír para evitar cometer un error, pero cuando a uno le demuestran que no tiene la razón, que la tiene el otro, hay que aceptarlo. El otro día escuchaba sobre la composición del Concejo, donde decían que un concejal del oficialismo no puede votar algo que manda el Ejecutivo, no lo puede votar en contra. Es un mal mensaje ése. Hay que ponerse en el lugar de la persona que levanta la mano y vota. Yo siempre dije: “Tengo que votar convencido. Si no me convencen, no voy a votar”. Y la otra vez decían que el doble voto se tiene como algo cantado y yo les decía que varias veces fui presidente del Concejo y en dos oportunidades di vuelta mi voto, le di la razón a la oposición, tuve que dar explicaciones, las di y me las aceptaron. Pero yo decía: “Es algo que conviene para Pinamar y hay que hacerlo de otra manera y punto”. Porque si no, no trabajamos para el bienestar de la comunidad y el crecimiento. Si no, trabajamos para que nuestro partido triunfe en todo: triunfe en la elección, triunfe en la votación y sea el dueño de Pinamar. Por eso soy un convencido del vecinalismo y lamento tanto…

–Me anticipo a su comentario… ¿Cómo ve este momento del vecinalismo nuevo, que parece languidecer?
–Yo estoy convencido de que el vecinalismo es una herramienta de gobierno importantísima para las comunidades; sobre todo para comunidades como ésta, que no tienen la urgencia y la necesidad de depender de la Nación o la Provincia para subsistir. Hay gente que recuerda la buena época del MUPP y a veces me alienta a que abramos las puertas, pero yo creo que hay que insistir con el vecinalismo, ganando o no las elecciones, pero, teniendo un espacio en el HCD, es importante porque el que realmente asimila la idea del vecinalismo es un tipo constructivo; ahora, si ocupa un lugar en el vecinalismo y no es vecinalista, es una bomba de tiempo.