“Siempre puede ser una mayor difusión”

Lo admitió el arquitecto Augusto Urrizola en relación a la forma en que se vehiculizó el llamado a los profesionales del lugar para ser considerados en la elaboración de proyectos para Víctor Hugo y Espora.

Si bien desde un vasto sector, la llegada de las obras públicas a Pinamar ha sido vista con beneplácito, hay detalles que para los más observadores son motivo de objeción. No hace poco un profesional, el arquitecto Fabián Cambre, señalaba que ninguna de estas obras se había terminado. Hecho con el que coincidían otros profesionales.

Consultado al respecto, el arquitecto y concejal de Cambiemos Augusto Urrizola manifestó: “En relación a tratar integralmente esos espacios yo creo que efectivamente es clave hacerlo de esa manera y cuando el presupuesto con el que se cuenta no alcanza para la totalidad sí es importante que las distintas etapas que se vayan engarzando no pierdan el objetivo de esa identificación. Hablando concretamente de la avenida Bunge, donde por ahora mereció el tratamiento en particular de Bunge y el mar, la primera cuadra hasta llegar a Burriquetas en el caso de la intervención aún no concluida en Bunge y Marco Polo, es muy importante que en la medida en que volvamos a contar con recursos se extienda esa manera de tratar la avenida privilegiando el encuentro, el tránsito peatonal sobre el vehicular, con una definición de mobiliario urbano, de asientos, de maceteros, de iluminación peatonal con farolas, que tenga ese tratamiento desde Intermédanos hasta la Avenida del Mar, hablando de Bunge”.

Urrizola admitió que ya está licitada y próxima a iniciarse, una obra de similares características en los dos accesos principales, tanto a Ostende como a Valeria, Víctor Hugo y Espora, respectivamente, que van a ser objeto de un tratamiento integral en la totalidad de su recorrido.

Esta obra obedece a un largo reclamo de la comunidad de ambas localidades y nadie se ha opuesto a sus características, ya que los dos proyectos, si bien pueden ser discutibles desde la subjetividad profesional, ya están aprobados. Lo que sí fue objeto de reclamo es la forma en que se materializó el vínculo con los profesionales responsables de los dos proyectos.

“Respecto al mecanismo, hubo una convocatoria pública a través de un medio, diario regional, donde se invitaba a los estudios… para que se inscribieran los profesionales a los cuales les interesaba el tema. Sí, puede ser mayor la difusión, sí, siempre puede ser una mayor difusión. Ahora, también entendamos, muchos de los que opinan han pasado por la función pública, así que saben de lo que hablo, que no siempre la necesidad de dar respuesta a una comunidad y los tiempos que tiene el Ejecutivo se pueden encontrar con lo que sería ideal en materia de comunicación para que llegue hasta el último profesional. Nosotros, en Pinamar, somos alrededor de 150 arquitectos; con matrícula vigente, unos 120; de manera que hay muchísimos profesionales aptos para hacer su aporte. Está en cada uno que tenga el interés, porque en algunos casos…”, explicó.

El tema es que esta operatoria no se convierta en una costumbre donde las opiniones de los profesionales conocedores de su espacio no son tenidos en cuenta.

“En otros dos ejemplos, en que hemos sancionado ordenanzas, sugerimos al Departamento Ejecutivo que la lleve adelante mediante un concurso nacional de ideas y anteproyectos. Para citar el caso concreto, se trata de la remodelación de la Avenida del Mar y la construcción del futuro centro cívico municipal, allí en el límite entre Ostende y Pinamar. Ése es el mecanismo ideal, concurso nacional de anteproyectos que, si bien es abierto a todo el país, los profesionales locales tienen el plus de conocer mucho más el lugar, la idiosincrasia y tienen una mayor chance de éxito, incluso frente a grandes estudios de escala nacional, justamente porque son del lugar y porque tienen ese feeling por el tema a resolver. El camino que eligió el Departamento Ejecutivo, en este caso fue Espora, es trabajarlo mediante convenio con una cátedra universitaria, con la Facultad de Urbanismo y Arquitectura de la UBA, y en el otro caso se presentó un estudio local, del arquitecto Galera, joven arquitecto con muy buena producción en los últimos años. También soy de los que creen que la intervención de una universidad, así sea estatal, como del propio Colegio de Ingenieros, de arquitectos o de técnicos, ofreciendo su conocimiento sobre el tema, viene de alguna manera a afectar la posibilidad de que los profesionales particularmente ofrezcan sus servicios. Entonces, ni la universidad que nos formó ni el colegio que nos representa, al cual le pagamos nuestra matrícula y hacemos nuestros aportes, deberían inmiscuirse en el tratamiento de la resolución de los problemas urbanos; sí pueden hacer un diagnóstico pero a mí me parece más útil que sean los propios profesionales particulares quienes hagan su aporte sobre el tema; si es de una escala muy grande, conformando equipos multidisciplinarios”, redondeó.