Alejandra Perdomo, la directora del film que trata sobre casos de femicidio y violencia de género, participó de una charla en el Teatro Municipal de la Torre. “Las mujeres estamos atravesadas por una infinita cantidad de violencia. Y si empezamos a educar desde la casa, la familia, las escuelas, de esa manera se podrá lograr el cambio”, sostuvo.
Estrenado en noviembre de 2016 el documental Cada 30 Horas trata sobre la vida de tres madres que transformaron su dolor en lucha, describen las violencias que vivieron sus hijas; completando el relato dos víctimas denunciantes que piden justicia. Las historias son las protagonistas y ponen en evidencia los métodos que los agresores utilizan para manipular a las mujeres. El film destaca la labor de profesionales y militantes contra la violencia de género, que brindan su tiempo trabajando para crear conciencia y generar un gran cambio social y cultural; el que exigimos al tomar las calles y alzar la voz para pedir Ni Una Menos.
Alejandra Perdomo, su directora, sabe que el trabajo realizado no basta para concientizar, pero es un granito de arena para empezar a cambiar una cultura que está muy arraigada a valores lejanos a la vida.
–Un documental que marca una línea de trabajo propia en vos, esto de testimoniar temas que tienen que ver con nuestra sociedad y que pocos se atreven a hablar...
–Justamente Cada 30 Horas es sobre eso. Lamentablemente la violencia hacia la mujer es una noticia de todos los días. Creo que nos está atravesando cotidianamente. No pasa un día en el cual no nos enteramos de un femicidio, de un ataque hacia una mujer, una agresión muy fuerte. Y eso fue lo que motivó hacer este documental.
“La temática en sí es dura, es un documental incómodo y soy absolutamente consciente de eso”, dice la directora. “Cuando uno habla de violencia, quizás haya mucha gente que hoy va a las marchas pero no se involucra seriamente. Como digo siempre, el llevar el cartel que diga Ni Una Menos no basta. Hay que empezar a trabajar desde otro lugar: conocer la problemática de la violencia, no juzgar a la víctima, y en la medida de lo posible acompañarla en el tránsito que tiene que trascurrir para realizar una denuncia”.
“Hay muchas instituciones que inclusive no están preparadas ni tienen conocimiento de cómo abordar a una víctima, cómo acompañarla. La película abre el juego para empezar a trabajar el tema de la violencia, para concientizar, para que la mujer sepa que no está sola en esto. Hay muchas mujeres que padecen violencia, pero también hay muchas mujeres e instituciones que están trabajando para ayudarlas a salir, mostrando herramientas, acompañándolas. Con la intención de cambiar un poco la historia”.
–Hablar de estos temas diez años atrás era impensado. A través de distintas acciones pero fundamentalmente los medios de comunicación entiendo que han sido muy valiosos para su divulgación. Se está tratando de cambiar esa cultura, porque no olvidemos que esto lo es...
–Exacto. Lo que decimos es que debe haber un cambio cultural, social. Por eso es importante para nosotros ir a mostrar la película a las escuelas, a los chicos, en los clubes, sociedades de fomento, universidades. Todos los espacios en que se pueda generar un debate porque entendemos que la película sola es una herramienta, pero es mucho más efectiva si después se hace una mesa de reflexión y de trabajo sobre la violencia. Abre muchos disparadores, cuestiona instituciones y el comportamiento social inclusive. Y los docentes tienen que estar preparados para ese abordaje también. Y las familias, porque todos venimos de una cultura machista, patriarcal, de una crianza dentro de esta sociedad. Hay que empezar a trabajar de a poco, y ojalá podamos seguir trabajando.
–Hablaste de responsabilidad de la familia ante una situación, sin olvidar que toda la sociedad debe también ser responsable...
–Requiere un compromiso. Los que trabajamos en violencia transitamos un camino de ida. Una vez que uno empieza a formarse, se informa y toma contacto con la violencia y las víctimas, ya le cambia la mirada. Y a eso apunta la película, a brindar un poco más de conocimiento. Yo digo que la gente se quiere informar y de esa manera se pueda comprometer. No hace falta que denuncie la víctima, sino que si uno sabe que una persona está siendo vulnerada, siendo atacada ella, sus hijos, una tercera persona, como un vecino, puede establecer la denuncia. No queda solamente en el ámbito de lo privado, porque esto ya dejó de estar en ese ámbito.
–¿Por tu experiencia, este tema es una cuestión de leyes?¿Están bien las que existen para abordar la problemática o simplemente hay que aplicarlas?
–La Ley Nacional 26485 está muy bien, pero no se la aplica. En lo que tenemos que trabajar la sociedad, junto con las diversas instituciones y la Justicia, es exigir el cumplimiento de la ley. Es lo que tenemos que hacer todos como sociedad. Primero hay que conocerla, informarse, ver qué alcance tiene, qué herramientas brinda y a través de eso exigir su cumplimiento.
–Menudo trabajo. No debe ser fácil para jueces y abogados...
–Bueno, la película cuestiona el rol de la Justicia. Porque lo vemos cotidianamente, nos enteramos a través de las noticias de un montón de mujeres atacadas e inclusive muertas, teniendo una orden de restricción perimetral. Entonces decimos que se establezca una medida cautelar en protección de la mujer, ¿pero quién está trabajando para que esa medida se cumpla y se resguarde? Porque con una perimetral solamente no alcanza. Si no se vigila, no se está alerta para que el agresor no la trasgreda. Creo que es un trabajo de todos.
–Lamentablemente ya no se produce un caso cada 30 horas...
–En octubre de 2016, que terminó en el “miércoles negro” del día 19 con el primer paro nacional e internacional de mujeres, salimos a la calle pidiendo justicia. Pero este enero y febrero de 2017 comenzó con una frecuencia de un femicidio cada 17 a 18 horas.
Cada vez hay más mujeres exigiendo el cumplimiento de las leyes y una igualdad de género bien entendida. El 8 de Marzo que vivimos fue histórico. Estaba en Buenos Aires, donde participé en este Paro Nacional de Mujeres, se replicó en todo el mundo y fue maravilloso. Si bien muchos medios de comunicación se ocuparon solamente de los disturbios del final, ese no fue el espíritu de la marcha. Porque se marchó con absoluta libertad.
Muchas mujeres trabajadoras de todos los gremios salieron a la calle. Y fue un momento realmente maravilloso. Y creo que a eso debemos apuntar, a ese cambio social. En mi película solo hablo de la violencia, física, psicológica. Pero hay diversas violencias, como la laboral. Las mujeres estamos atravesadas por una infinita cantidad de violencia. Y si empezamos a educar desde la casa, la familia, las escuelas, de esa manera se podrá lograr el cambio. Si no, vamos a demorar mucho más, pero ya estamos en marcha –dijo finalmente Perdomo.