Tata… está en Cariló

El primer local abrió en Constitución y Del Valle Fértil, la segunda experiencia tuvo lugar en Pinamar Norte y, hoy, podemos tomar un exquisito café, entre otras tentaciones, en Cerezo 342. Tres lugares diferentes y un mismo estilo.

Es difícil comenzar una nota si uno tiene que referirse al lugar donde hace estación para permitirse una pausa antes del mediodía saboreando un excelente café acompañado por una de grasa o una dulce.

Es casi imposible no despojarse de la subjetividad afectiva que logra adueñarse de uno tras encontrar un exquisito menú en un mediodía de invierno, de vidrios empañados y una temperatura cercana al cero.

Pero cómo definir a Tata Bakers si es el lugar que de repente está repleto de caras conocidas de los vecinos, habitués y personalidades de la ciudad o directamente y sin cambiar la escenografía se transforma en un espacio de turistas que lo han descubierto y cuesta encontrar a un conocido.

Desde el inicio está en el centro de Pinamar; un poco más acá en el tiempo se atrevió con sus aromas, texturas y sabores hacia el norte pinamarense. Y ahora, hace unos pocos días, abrió en Cariló, en Cerezo 342. Uno podría pensar que esto significa levantar el nivel y estar a la altura de las circunstancias. Pero el mecanismo es otro: Tata Bakers abre en Cariló como una consecuencia lógica de su nivel de atención y por haber entendido la consigna con buena mercadería, con esmero, con compromiso y por sobre todo con un enorme respeto.

El lugar, como los hay en muchos lugares de Europa, tiene clientes de todas las edades, todos conviven, se saludan, allí se conocieron, fue en ese lugar en donde aprendieron a compartir la misma mesa.

Si bien la propuesta gastronómica gira en torno a una estudiada carta básica, son los deseos de los clientes los que van transformando la oferta como una forma de trascender en el estilo, como una manera de ser parte.

En las tres direcciones de Tata Bakers prima el equilibrio. La iluminación no es excesiva ni con sombras, el ambiente contribuye a favorecer la charla y el intercambio. La disposición de las mesas y sillas hace grata la permanencia en el lugar. La decoración en el nuevo local está netamente vinculada con la fauna del bosque, ya que pueden verse dibujos de liebres, colibríes y pájaros carpinteros.

Como si se tratara de un nacimiento, y en parte lo es, durante los días previos a la inauguración del local de Cerezo muchos vecinos pasaban a saludar y a preguntar por el momento de la apertura. En ese clima se produce la inauguración, con parte del equipo de siempre que quedará estable y un grupo de compañeras que sumaron su presencia al nuevo emprendimiento.

El nuevo local abre a partir de las 7.30 hasta la noche, todos los días del año. Carla será la encargada de la cafetería y Andrea volverá a revalidar su eficiencia como camarera. “Agustín, Santiago, Pablo y Gustavo conforman parte del equipo”, como bien lo define Rolo, dejando entrever que la armonía hace al funcionamiento y la cordialidad del equipo redunda en la atención del público.

Tata Bakers está en Cariló; es cuestión de atreverse y ser parte…