Todos los chicos esperan un juguete

Se acerca el fin de semana dedicado a los más chicos. Una vecina de Ostende, madre de cuatro hijos, cuenta cuál es su cometido a raíz de la fecha y cómo se convierte en payaso y motivo de alegría de los pibes que concurren ese día a la Plaza Bolivia.

El tercer domingo de agosto, en nuestro país, se conmemora el Día del Niño. Miles de chicos reciben sus regalos, así como otros tantos se quedan sin recibir nada. El déficit lo intentan cubrir algunas ONG, pequeños grupos o personas que ponen al servicio de la fecha su esfuerzo individual.

Desde hace unos seis años, María se encarga de recolectar juguetes y golosinas para luego repartirlos entre los chicos de Ostende en la Plaza Bolivia.

“Yo creo que si a un niño le regalamos un juguete, por mínimo que sea, le arrancamos una sonrisa. En mi caso, se me alegra el corazón”, admite.

María recorre todo Ostende con tal de conseguir juguetes. En algunos casos hay comerciantes que colaboran en la primera requisitoria; en otros, quizás abrumados por el trabajo, retacean su tiempo (la mayoría).

El ritual se repite en Navidad y en Reyes, porque los chicos siempre esperan un juguete.

“En algunos casos me asiste mi familia. Es algo que me nace de adentro, me satisface. En mi caso, mi infancia fue muy buena, no obstante mi madre haberse separado muy joven. No nos faltó nunca nada, pero yo creo que hoy hay chicos con muchas necesidades, además de cariño y afecto. Y, por sobre todo, la carencia se ve el Día del Niño. Entonces me disfrazo de payaso; mi hermana, de Mickey; llevo un parlante grande, que es de mi hijo. Hacemos todo a pulmón. Me armo una mesa grande, pongo globos. Me llena el corazón poder hacer esto por los chicos, me pone contenta”, describe.

Se trata de un acto totalmente desinteresado, que merece el apoyo de los comerciantes o de todos aquellos que quieran colaborar. Al respecto, telefónicamente se puede llamar al móvil: 02254 528258.