Además de agregar nuevas medidas de seguridad se intenta concientizar sobre la preservación del ambiente, lo que debe ser una actitud colectiva irrenunciable. Las especies seleccionadas, algunas de las cuales están en estado vulnerable de conservación, son el guanaco, el cóndor, la taruca, la ballena franca austral, el yaguareté y el hornero, y representan nativos de diversas zonas y ambientes: montaña, selva, estepas, aire, tierra y océano. Tres de éstas ya están en circulación.

Los guanacos se caracterizan por ser los animales de mayor tamaño de la Patagonia. Viven en rebaños pequeños conformados por un macho y varias hembras con sus crías. La velocidad es importante para su supervivencia. El cóndor es el ave no marina de mayor envergadura del planeta y se espera que al menos ponga un huevo cada dos años. Es una de las aves más longevas, y puede alcanzar la edad de 75 años. La taruca, también llamada taruka, venado andino, o huemul del norte, es un mamífero en peligro de extinción perteneciente a la familia de los ciervos, que habita las escarpas andinas. La ballena franca austral promedia los 13 a 15 metros para el macho y alrededor de los 16 metros para la hembra. Desde el siglo XIX la caza indiscriminada de estos ejemplares la puso en peligro de extinción. El yaguareté es el mayor félido de América y el tercero del mundo, después del tigre y el león. Está estrechamente asociado a la presencia de agua y destaca, junto con el tigre, por ser un félido al que le gusta nadar. El hornero desde 1928 fue denominada Ave Nacional por la hoy Aves Argentinas. La elección se realizó por medio de una encuesta organizada en las escuelas de todo el país. Una de las principales razones que llevaron a tomarlo como estandarte es que no es característico de un solo punto, sino que su presencia se extiende prácticamente por todo el territorio argentino. Es un ave sociable que habita cerca de las personas y es conocido como un animal laborioso.

Son nuestros compañeros, cumplen su función en el ecosistema en el cual habitan, su avistaje nos llena de bienestar y alegría. Es nuestra responsabilidad cuidarlos y respetarlos.