“Un hecho sorpresivo y alarmante”

Así catalogó al reclamo policial, el reconocido periodista e investigador. Autor de La Bonaerense y La Secta del Gatillo, colaborador con El otro lado de Fabián Polosecki e integrante del equipo del malogrado Juan Castro. Para muchos el mejor cronista policial. Un testigo válido acerca de la realidad de una institución que arrastra históricos conflictos.

Este septiembre será recordado por un sector del periodismo como el mes en que “la Bonaerense” llevó a cabo una medida de fuerza que para la sociedad significó una mejora salarial y para otros la punta del iceberg que denota una profunda crisis institucional de muchos años.

También para el recuerdo quedará el artículo escrito por el periodista Ricardo Ragendorfer para el portal En orsai bajo el título: “Breve historia de los motines en la Bonaerense” con un cintillo que lo antecedía que decía: “Los patas negras al rojo vivo”. Es que Ragendorfer no solo es uno de los mejores cronistas policiales sino también uno de los que más conoce en profundidad acerca de la institución que alguna vez fuera bautizada desatinadamente como la mejor policía del mundo. Una institución que navegó por aquellos años entre ser considerada la mejor y ser catalogada como “la maldita policía”.

─¿Qué nos puede contar acerca del conflicto?
─Respecto al conflicto que se desató la semana pasada podría decir que fue un hecho sorpresivo y alarmante, sorpresivo porque desde luego no era esperable y alarmante por el cariz con el que fue escalando este conflicto, opacando un poco el tema salarial para abarcar otras incertidumbres, especialmente cuando decenas de patrulleros sitiaron la Quinta presidencial de Olivos con hombres armados. Desde luego que el conflicto en sí desde la breve perspectiva que confiere el paso de los últimos días fue fruto de una constelación de factores que abarcan situaciones políticas, situaciones económicas dentro de la fuerza y las relaciones siempre tirantes y vidriosas entre el poder policial y el resto del mundo.

─¿Estamos hablando de un básico bajo?
─Por empezar hay que aclarar que los sueldos policiales no se aumentan desde comienzos de 2018, ahí quedaron prácticamente congelados al punto que los servicios adicionales, por ejemplo, se pagan 40 mangos la hora, una grosería, lo cierto es que llama la atención que desde ese comienzo de 2018 y diciembre de 2019, o sea, durante la gestión de María Eugenia Vidal no hubo medidas de fuerza al respecto en tanto y en cuanto la inflación ya se había comido para entonces un 33 o 35 % de su poder adquisitivo.

─¿A qué se debía esa situación?
─Eso se debía en parte al hecho de que los policías equilibraban sus magros salarios con el plus salarial que provenía de la recaudación ilegal, todo el mundo sabe que la recaudación ilegal es el sistema de sobrevivencia de la policía y que sirve dada su cuantía para financiar los gastos operativos de la fuerza, para equilibrar los sueldos de la tropa y para ofrecer ganancias millonarias a los jefes. Lo que sucede a partir de marzo de este año que por la pandemia y la cuarentena, no solamente no hubo partidos de fútbol ni otras fuentes de trabajo adicional de los policías sino que también se cortaron las cajas delictivas.

─¿Por ejemplo?
─Tampoco hay desarmaderos, no hay piratería del asfalto, no hay prostitución, no hay juego clandestino, no hay boliches nocturnos donde recaudar, y así no se podía vivir y en consecuencia por primera vez la tropa tuvo que sobrevivir únicamente con su sueldo lo cual no les alcanzaba ni para llegar al día siguiente.

─¿Cómo evalúa la imagen de un efectivo subido a una torre con la amenaza de arrojarse al vacío?
─Ese oficial, que por otra parte estaba armado, era un tipo que desde el año 2006 estaba con licencia psiquiátrica y fue reincorporado en el 2018 a la fuerza pese a ese problemita, desde luego fue una situación muy dramática, casi delirante, pero formaba parte de un denominador común, este rechifle -tal como se le dice a los motines policiales- no tenía conducción, no tenía voceros, no habían unificado los reclamos y por lo tanto no había con quien discutir, todos los voceros que desfilaron frente a las pantallas televisivas durante al conflicto eran solamente tipos a los que se les ponía un micrófono adelante, tal fue el caso del oficial Alderete que, entre otras cosas, dijo que la policía estaba muy ofuscada porque habían excarcelado a Lázaro Báez, tal era el caso del oficial Mariano Méndez que lucía una chaquetilla militar y decía que no era ningún golpe de estado, había un leve parecido con la diversidad y la disparidad discursiva que por ejemplo exhiben los manifestantes anti cuarentena cuando van cada 20 días a contagiarse al obelisco.

─¿Cómo se inicia el tema de “las cajas”?
─Al respecto de la recaudación a través de cajas delictivas se remonta a la noche de los tiempos y las cajas tradicionales eran el juego y la prostitución, cajas que en la jerga policial se las denomina “las históricas”. Un punto de inflexión en el trabajo si se puede llamar así fue la dictadura militar donde comienzan a recaudar con delitos realmente pesados y aberrantes como los secuestros extorsivos, entre otros. Fíjese que en los 80 las bandas de secuestradores estaban formadas casi exclusivamente por policías. Fue después que descubrieron el secreto encanto de las bandas mixtas. Y en la década del 90 ese aparato recaudatorio adquiere un sesgo empresarial bajo la tutela de un legendario comisario.

─¿Ante este tipo de reclamos no sería conveniente cobijar al personal bajo una estructura gremial?
─Sería ideal pero habría que alterar una pequeña cosita y es que habría que desmilitarizar a la policía. Una organización sindical no es compatible con una estructura verticalista y militarizada.

Foto: Martín Rosenzveig para Infobae