Enviado por el equipo de comunicación de la parroquia Ntra. Sra. de la Paz.
En apenas una semana, la pequeña ciudad italiana de Asís fue escenario de dos acontecimientos que marcarán época en la Iglesia Católica: al pie de la tumba de san Francisco el Papa firmó la encíclica social que llama a la solidaridad universal con motivo de la pandemia del coronavirus (Fratelli Tutti) y, al domingo siguiente, ante el mausoleo del templo Santa María de Maggiore, se oficializó la beatificación del adolescente Carlo Acutis, quien vaticinó su propia muerte.
La ceremonia que consagró a este juvenil ejemplo de evangelización en el mundo digital, a la que concurrieron más de 3000 fieles que pidieron que se lo convierta “pronto” en Santo, se transmitió por streaming a todo el mundo.
La homilía estuvo a cargo del cardenal Agostino Vallini, vicario emérito del papa Francisco para la diócesis de Roma, quien tras leer la carta alusiva del pontífice, puso de relieve que “Jesús era para él Amigo, Maestro, Salvador, era la fuerza de su vida y el objetivo de todo lo que hacía”. Y que, sobre todo para los jóvenes, proponía un “modelo y ejemplo de vida cristiana”.
Parafraseó, en tal sentido, uno de los mensajes que solía transmitir a los chicos de su edad: “Todos los hombres nacen como originales, pero muchos mueren como fotocopias, ¡no dejes que eso te pase a ti!”.
El prelado apuntó, asimismo, que “alentó el uso de los medios de comunicación como medio al servicio del Evangelio, para llegar al mayor número posible de personas y hacerles conocer la belleza de la amistad con el Señor”.
Fanático de Internet, Carlo había dedicado buena parte de su corta vida al catecismo virtual. Creó una página sobre la fe y los milagros eucarísticos, red virtual que puso en contacto a más de 10.000 parroquias.
Había nacido en Londres en 1991 y murió víctima de una leucemia cuando tenía 15 años, en Monza (Milán), el 12 de octubre de 2006. Fue declarado “venerable” el 5 de julio de 2018 y casi un año después sus restos fueron trasladados a Asís.
La luminosidad que legó a su generación concuerda con el significado del nombre del autor del tercer Evangelio, Lucas, médico y compañero de los cuatro famosos viajes del apóstol Pablo, quien fue además el único escritor del Nuevo Testamento no israelita.
También de su pluma, clara y elegante como pocas, salió otro destacado libro: Los Hechos de los apóstoles.
El poeta Dante dijo de él: “El que describe la amabilidad de Cristo”.