Un pedacito de nuestra historia

Un reconocido abogado madariaguense recopila datos e hilvana sucesos del siglo XIX en la región. Ávido de costumbres, modismos, y peleas a cuchillo, se especializa en rescatar del olvido textos reveladores, obrantes en antiguos expedientes de viejos juzgados.

El doctor Mariano Cima participó de un congreso en Dolores sobre la historia de los pueblos, organizado por la provincia de Buenos Aires, en el que presentó una tesis en representación de la zona, basada en “la ley de los Montes Grandes”, haciendo un paralelismo con la ley del far west en Estados Unidos. Para lograrlo se basó en dictámenes de la Justicia de mediados del siglo XIX, de cómo veía y cómo se aplicaba la justicia a aquellos montaraces, viejos habitantes de los Montes Grandes.

Recorriendo la historia de aquellos parajes junto a Cima, se descubre que por aquel entonces, según la documentación de la época, los dictámenes y sentencias, la Justicia veía muy distinto a los montaraces, era una visión diferente dada por la moral de la época, por los usos y costumbres. Básicamente cada gaucho tenía que valerse por sus propios medios no esperando la defensa de un tercero. El habitante de esta región era diferente del habitual gaucho que se ubicaba lindando las campañas, porque aquel tenía más cercanía con el indio; mientras que a los Montes Grandes venía mucho gaucho matrero, sin trato con el indio, lo que le daba un carácter muy particular. Al sur del río Salado se adentraba solo aquel que sabía que allí vivía gente muy especial; la Justicia directamente los llamaba salvajes, porque no prevalecía el dialogo, sino más bien la pelea.

Está claro que dadas las características geográficas del lugar, las que aún se conservan, se acercaba gente que estaba fuera de la ley, cuatreros, desertores, escapados de la Justicia, porque era una zona en la que se hacía fácil ocultarse. Observando la documentación de la época, se deduce que las partidas policiales no entraban en el monte, esperaban a que salieran (en algún momento iban a salir). Es por esto que Madariaga se erige donde era el Divisadero, porque desde ahí se divisaba más o menos lo que entraba o salía de los montes. Divisadero era un antiguo paraje de una estancia de Madariaga con una gran loma (donde hoy está la panadería La Loma); desde ahí se divisaba la parte de los montes, era un punto estratégico.

El doctor Cima cuenta en su relato que hasta no hace demasiado tiempo se hablaba de montaraces para referirse a los habitantes de los Montes Grandes, pero era un término claramente peyorativo, estigmatizante, referido al carácter salvaje de aquellos. Sin embargo, los pobladores de esa zona convivían en comunidad, se ayudaban entre todos, porque el que iba a vivir allí lo hacía por necesidad, ya que se trataba de una zona inhóspita; es por eso que venía esa gente, porque encontraba acogida, mientras que fuera de allí era perseguida. Uno de los más conocidos es ni más ni menos que Martín Fierro (Melitón Fierro), quien diera sustento al personaje de José Hernández y del que hay constancia de que era un gaucho del Tuyú. Así como “montaraz” tenía características negativas, al día de hoy el “gaucho”, “la gauchada” se refieren a conceptos más nobles, como lealtad, amistad, honestidad. Cima explica que esto seguramente tendrá que ver con que esos valores existían, al menos para los del Tuyú, para cuidar, proteger y ocultar a aquellos que se metían en los montes, sin preguntar por qué eran perseguidos y por qué estaban ahí. Si iban ahí por algo era, porque no era una zona hospitalaria.

A pesar de todo esto, el Dr. Cima comenta que existen muchas constancias del patriotismo del gaucho tuyusero, ya que se ha certificado su participación en muchos eventos históricos nacionales, en batallas, la Guerra del Paraguay, pero, “no sé si voluntariamente”, aclara.

Son innumerables las anécdotas e historias que se enlazan en la zona, las que son unidas y contadas por el Dr. Cima en su tesis. Un pedacito de historia más que es rescatado del olvido y devuelto al lugar de honor que jamás debió perder.