Una nueva respuesta a las necesidades de siempre

Un taller totalmente gratuito de danza teatro se lleva adelante los jueves de baja temporada.

Desde hace aproximadamente dos meses la docente Alejandra Cornide desarrolla un taller de danza teatro que congrega a 25 chicas, de 11 a 17 años, en el Espacio Cultural Corbeta XXI. El grupo se llama Marea y no es difícil darse cuenta de que no obstante transitar la parte del año más fría y lluviosa el interés no decae. Es que el conjunto busca otro contenido que va más allá del mero aprendizaje de un texto y su escenificación. Todos los jueves y hasta las 20, luego del horario de clases se encuentran con el escollo de tener que pagar de su bolsillo el pasaje de regreso a sus hogares, ya que la tarjeta de gratuidad se vence media hora antes. La docente fundamenta que la decisión de que sean solo mujeres las integrantes del grupo no habla de inclusión o de exclusión, sino que es una experiencia formada así.

No obstante el receso por vacaciones de invierno, los ensayos continúan. Cornide describe: “Es muy interesante lo que pasa porque las chicas tienen entre 11 y 17 años; algunas se conocen de la escuela, otras no, otras han traído a sus hermanas. Justamente yo he sido muy criticada con esto de que sean solo mujeres pero realmente creo que es una decisión muy acertada porque eso les permite consolidarse como grupo de género. Esta cuestión de ser más gorda, ser más flaca, ser más pulposa menos pulposa, tener granos, tener anteojos o lo que fuere empieza a disolverse y son simplemente todas mujeres y están en una edad donde la presencia de un varón de su misma franja etaria, lo que genera entre ellas, como suele suceder en todos los ámbitos, es competencia. Lo mismo pasaría si hubiese hecho un grupo de varones y entrara una chica. En principio hay que empoderarlas, que ellas se sientan sólidas como grupo y después el año que viene veremos cómo sigue esto, si incorporamos varones o no. Pero lo más interesante no es solo lo que ejercitamos física y emocionalmente, porque la danza teatro tiene mucho de emocional, sino también las charlas que tenemos. Todas las cosas que surgen allí”.

Entre estas cosas está la experiencia irrepetible de cada encuentro, donde docente y alumnas viven una retroalimentación en la que la profesora aprende de sus alumnas, de su espontaneidad y su transparencia, así como ellas de su experiencia.

“Estamos trabajando con temáticas que tienen que ver con el género desde el cuerpo, desde el ritmo, desde el autoconocimiento y la palabra. Terminaremos estimo que con una muestra y, si todo sale bien, ojalá sea en el Teatro de la Torre”, amplía la docente pinamarense, que no deja de vislumbrar su formación en el Teatro del Mar, desde los 8 hasta los 18 años, que relaciona su primer entusiasmo con el de sus alumnas, dado que “si fuera por ellas, ensayarían todos los días”.

La actividad es totalmente gratuita: la docente no percibe remuneración y las alumnas no abonan nada por ningún concepto. Lo que puede verse como una ventaja, se trasluce en que de esa manera se restringen las posibilidades horarias y que al ser el Aula del Siglo XXI también se ocupa para otras cosas.

“Toda actividad que los jóvenes realicen, que los comprometa, es un doble compromiso. Porque hay actividades artísticas que son más solitarias, como el dibujo. Pero hay otras que son grupales, como el teatro y cuentan con dos características que parecen contradictorias pero no lo son. La primera, que uno no es indispensable, y la otra es que sí. Si uno no está, le falla al grupo, pero si uno no está repetidas veces sabe que puede ser reemplazado por otro. Eso hace que si uno realmente quiere pertenecer se comprometa y mucho. Este lugar de pertenencia es necesario, no solamente para los jóvenes sino para todos, porque también es el mío, sobre todo en un momento donde los centros de actividades juveniles se están cerrando y donde, si bien hay talleres, no alcanzan. Nunca van a alcanzar para todo lo que los chicos nos piden y lo que se les pueda ofrecer, al menos desde mi lugar, va a estar siempre abierto”, profundiza.

Desde el conocimiento y la experiencia, Cornide es una convencida de que a los chicos hay que preguntarles qué quieren, generar la demanda. Solo basta recordar su paso como coordinadora de Políticas Socioeducativas, desde donde siempre manifestó que la demanda se genera. Que se logra a partir del diálogo y la confianza.

“El otro día, charlando con un ex alumno, ya que al pasar de año dejó de estar en mi clase, le pregunté cómo llevaba su clase de literatura y me dijo que bien, para agregar: “Lo que pasa es que no me alcanza”. Eso me quedó repiqueteando, a lo que le pregunto y me responde: “Es que no hay tiempo para hablar de nosotros”. A veces hay decisiones que hay que tomar y esto lo digo como docente, si dar el Conde Lucanor o que los chicos sepan quién es León Gieco”, clarifica con un ejemplo reciente.

Una última pregunta provoca una respuesta sobreentendida pero vale la pena escucharla y escribirla.

–¿Cómo te sentís con esta experiencia?
–Feliz, totalmente feliz.

Danza teatro

“Es algo muy amplio. No es expresión corporal. Es intentar construir una historia donde lo principal sea lo gestual, lo coreográfico. Donde la palabra está, pero no es la palabra lo que cuenta sino que acompaña. Si lo tuviera que definir en una metáfora diría que es donde prima más la emoción de la melodía que lo que dice la letra. Esta toma valor por la melodía que tiene”.